Un testimonio demoledor. Un alto funcionario de la Generalitat de Cataluña y municipal acosado por políticos ha desgranado una montaña de indicios de presunta corrupción para favorecer a Grupo Amnesia Ibiza, uno de los arquitectos de la noche española, en Barcelona. El empleado público, testigo de cargo, revela trato de favor para encajar una polémica macrodiscoteca en Sant Adrià del Besòs, junto a Barcelona, que operó hasta 2014.
Es lo que se deduce del vídeo, aportado esta misma semana a las partes, de la declaración íntegra de Miquel Colom, el exsecretario del Consejo Comarcal del Barcelonès (CCB), hoy integrado en el Área Metropolitana de Barcelona. El servidor público revela una por una la cadena de favores a Amnesia que constituyen presunta corrupción al grupo sito en Ibiza y que le costaron "acoso" y el puesto, pues terminó despedido. Sus acusaciones se tendrán que demostrar en el juzgado de Instrucción número dos de Badalona, donde esta semana se ha reanudado la instrucción tras ocho años.
Favores "aberrantes"
Colom relata que entre marzo y octubre de 2016, cuando entró a trabajar al CCB, investigó una cadena de favores a Amnesia para abrir una macrodiscoteca en las antiguas piscinas de Sant Adrià. Allí, el gigante había trasladado su conocido club L'Atlàntida de Sitges por los problemas que ocasionaba a los vecinos. El proyecto cuajó, pero hubo varias denuncias por presuntas irregularidades. Dos de ellas las interpuso el compareciente.
El alto funcionario presenció supuesto trato de favor anómalo del Consejo, gobernado por el PSC, al grupo ibicenco, y comenzó a investigarlos. Colom sostiene que algunos premios eran "aberrantes" e impropios de una administración pública. Lo despidieron del CCB entre acusaciones de mobbing de los políticos del ente. En el momento de los tratos de favor presidía el organismo Jesús Canga, exalcalde de Sant Adrià, y lo dirigían Jaume Vendrell y Marta Gibert como secretaria. Los tres figuran como imputados en la causa.
Le perdonaron parte del canon
¿Qué favores hizo Barcelona a Amnesia? Según Colom, antes de abrir, le perdonaron la mitad del canon de 210.000 euros anuales; le cambiaron el método de pago para que fuera la empresa quien pagara cuándo quisiera; le ampliaron los días de explotación unilateralmente --aumentando la facturación, un aspecto "esencial"--; le perdonaron el pago de todo el IBI; le cambiaron el seguro al concesionario y no le cobraron intereses de demora cuando impagó. "Se alteró la lex contractus, atacando frontalmente el principio de concurrencia, sin pasar por el pleno como debería", lamenta ante la juez Marta Pilar Canals.
Ello cuando Martín Ferrer, dueño de Amnesia, ya tenía el club en marcha por medio de la sociedad Innovaciones Calem. Pero la inversión tenía dos defectos de inicio. "La empresa tenía un capital social de solo 3.000 euros para un canon de 210.000 euros al año", alerta el funcionario. No había, pues, garantías de pago a la Administración, como pasó. Y la discoteca había abierto en una zona verde, que no admitía el uso de ocio nocturno desde el decreto de sequía de 2008. "La ley es muy estricta, la zona debía tener un uso comunitario general", recuerda. "La afectación al medio ambiente tenía que ser mínima", insiste. Al llegar él al Consejo, vio la discoteca y desaprobó el proyecto --"se alteraba la zona verde por completo"--, pero nadie le hizo caso y lo que es más: comenzaron a "acosarle".
Expedientan al denunciante y le echan
Tanto es así que fue apartado y tuvo que "hacerse él mismo las fotocopias", invirtiendo noches enteras en revisar un expediente que veía irregular. Asimismo, se le abrió expediente por "falta muy grave", pero la sanción terminó archivada.
Sea como fuere, el funcionario no se amilanó. Cuando lo despidieron del Consejo, presentó dos querellas penales porque veía "absolutamente desproporcionado" el permiso a Amnesia Ibiza para su Atlàntida en el Besòs. Con ello, puso en el foco judicial en Canga; en Jaume Vendrell y en Marta Gibert, la secretaria general del Consejo, además de otros cargos públicos, arquitectos y el también ex primer edil de Sant Adrià, Joan Callau.
El club cerró e impagó medio millón
Sus dos denuncias nutrieron el caso Marina Besòs, que retoma ahora las comparecencias tras ocho años parado. Hay una veintena de imputados. Se investigan los favores a Amnesia Ibiza en Barcelona que le permitieron operar L'Atlàntida durante unos unos años. Pero la terminó cerrando entre quejas vecinales. Los residentes cercanos alertaron de noches con música a más de 80 decibelios. El límite nocturno es de 30 decibelios, según la Ley 37/2003 de ruidos.
Eso sí, Amnesia cerró el club del Besòs, pero dejó impagados dos millones de indemnización a la empresa anterior y unos 500.000 euros públicos de canon. Nadie se los reclamó. Jamás.
Carlos Díez: "Es una trama de corrupción"
Preguntado por la cuestión, Carlos Díez, el empresario afectado por la concesión irregular, ha subrayado que "no tiene problema en decir que ha sido él quien ha difundido a la prensa del vídeo de la declaración de Colom". Lo ha hecho, dice, para "destapar lo que fue una trama de corrupción de la que se beneficiaron Grupo Amnesia y Martín Ferrer, sí, pero de la que fue partícipe el PSC en su esfera municipal". Díez sostiene que los imputados, como Vendrell y Gibert --a quien acusa de ofrecerle un millón de euros en b para compensar su pérdida-- "siguen manteniendo sus cargos".
El expropietario de Marina Entertainment lamenta que "ha costado ocho años de instrucción judicial", pero finalmente "empieza a aflorar lo que pasó".
Dos ordenadores perdidos
Según él, lo que pasó fue una concertación delictiva entre el Ayuntamiento de Sant Adrià, el Consejo Comarcal y Amnesia para desplazarle y abrir irregularmente la macrodiscoteca de Amnesia. Ello se tendrá que probar en sede judicial, claro. "Pero vemos como algunos acusados presentan abogados penalistas de primer nivel. Pagados con dinero público. No hay igualdad de armas u oportunidades", critica.
Cita como ejemplo dos ordenadores suyos aportados a la causa y que no se encuentran pese a que estaban en la sede central de los Mossos d'Esquadra en el Complejo Egara de Terrassa: Mossos dice que no los ha perdido, pero la juez los ha pedido encontrar a otro cuerpo policial: la Policía Nacional. Díez también ve el caso judicial de estricta actualidad. "El hijo de Jesús Canga, beneficiado de la estratagema según el sumario, concurre a las elecciones municipales del 28 de mayo como cabeza de lista en Sant Fost", recuerda.
También la 'Operación Chopin'
Sea como fuere, el caso judicial de Amnesia en Barcelona antecede a otro de presunta corrupción: el que emanó de la operación Chopin contra el fraude fiscal. Lo pilotó Hacienda en varias fases a mediados de los 2010 e incluyó registros en diversas de las discotecas más conocidas de Ibiza, como Ushuaïa --de la familia Matutes--; Privilege o la propia Amnesia de Ferrer. Incluyó la participación de la Agencia Tributaria y la Guardia Civil.
En el caso particular del grupo de Ferrer, los agentes del instituto armado de la Unidad Central Operativa (UCO) venidos de la península para evitar el sesgo de los agentes de la isla, descendieron en helicóptero en el club. En la sala de Sant Antoni de Portmany y las otras registradas en el resto de España, los policías hallaron cinco millones en efectivo no declarados. Se abrió un procedimiento por fraude fiscal y blanqueo que sigue a día de hoy.
L'Atlàntida quiere reabrir en Sitges
Estas cuitas judiciales siguen su curso judicial. Hay otra novedad: L'Atlàntida, protagonista del primer lance de posible corrupción en el Besòs, quiere volver como beach club en Sitges. Un grupo de empresarios, uno de ellos un hijo de Ferrer, quiere reabrir el club a primera línea de mar. Hay un proyecto y se recaban apoyos, aunque por ahora, el gobierno municipal de Aurora Carbonell (ERC) y los vecinos de la zona se oponen.
Temen molestias como las que experimentaron en su día, antes de que el negocio se trasladara al Besòs. Los partidarios alegan que será un club de día, con gastronomía de calidad y respetuoso con el medio ambiente, pero los detractores no se fían y plantarán batalla.