La ofensiva del fondo The Children Investment’s Fund (TCI) en Cellnex va muy en serio y, además, cuenta con el aval del mercado, como se refleja en la cotización de la compañía de infraestructuras de telecomunicaciones. Desde que el inversor británico se afianzara como primer accionista e hiciera públicas sus discrepancias con la gobernanza, el precio de los títulos de Cellnex se ha incrementado cerca del 10%, lo que más que triplica el rendimiento del Ibex 35 en este periodo.
Un espacio temporal que, en realidad, ha sido reducido. Apenas ocho sesiones bursátiles han transcurrido desde que trascendiera la comunicación del fundador y primer ejecutivo de TCI, Christopher Hohn, al consejo de Cellnex para expresar la falta de confianza en algunos miembros del órgano de gobierno, entre otros Bertrand Kan, por entonces presidente no ejecutivo.
Renuncias en cadena
Pero lo cierto es, desde entonces, los acontecimientos no han dejado de sucederse en el seno de la compañía y todos ellos han contado con una respuesta positiva por parte de los inversores.
Apenas una semana y media después de la citada misiva, dos de los tres consejeros señalados en la misma por TCI como los miembros del órgano que habían dejado de merecer la confianza del fondo están fuera de la compañía.
Influencia sin estar en el consejo
En el caso de Kan, incluso se ha dado la circunstancia de presentar su dimisión como presidente no ejecutivo pero intentar, en un primer momento, permanece como vocal independiente, lo que también mereció una posición contraria de TCI, que volvió a manifestar públicamente.
En el mercado ha causado una cierta sorpresa la capacidad del accionista de provocar movimientos alineados con sus intereses cuando aún no forma parte del consejo de administración, aunque ha solicitado formalmente un puesto, y con una participación que, aunque es la más elevada de todos los socios, no alcanza el 10% del capital.
El papel de los Benetton
Esta circunstancia lleva a pensar a los inversores que TCI no está actuando en solitario en estas maniobras, sino que cuenta con el apoyo de algunos de los numerosos accionistas de referencia con los que cuenta la empresa.
En este capítulo cuenta con un lugar destacado la familia Benetton, en su día primer accionista Cellnex y que en la actualidad se mantiene en el capital, con una participación en el entorno del 7%.
El precedente de Atlantia
Para los Benetton, TCI es un viejo conocido; en su día apostó por la anteriormente denominada Atlantia (hoy rebautizada como Mundys) cuando pugnaba con ACS por el control de la concesionaria Abertis, antes de que ambas alcanzaron un acuerdo para llevar a cabo conjuntamente la adquisición.
Por entonces, TCI sacó las garras de fondo activista y se mostró muy crítico con la actitud del Gobierno español en aquel momento, que puso varias trabas a la compañía italiana controlada por los Benetton a la hora de que pudiera hacer efectiva la adquisición de Abertis (hasta el punto de que desistió de hacerla en solitario).
Una posición diferente es la de GIC, fondo soberano de Singapur, también relacionado con algunas inversiones de los Benetton, y cuya participación en Cellnex no se aleja de la del fondo británico.
Precisamente, la representación del inversor asiático en el consejo de Cellnex corre a cargo de Alexandra Reich, que es el tercer miembro del órgano de gobierno de la compañía cuestionado por TCI y el único que, hasta la fecha, no se ha retirado. A diferencia de los dos anteriores, que actuaban como independientes, Reich tiene la condición de dominical.
Reacción tras la caída
La ofensiva del fondo británico, que cuenta con un amplio historial de provocar cambios en la gobernanza de empresas en las que invierte, ha revitalizado en bolsa un valor que estaba de capa caída, una vez pasados los efectos de los rumores que hablaban sobre una posible oferta de compra del gigante estadounidense American Tower, propietario de las torres que tenía en propiedad Telefónica, a través de su filial Telxius.
Las informaciones sobre este eventual movimiento situaron a Cellnex por encima de los 38 euros para después volver a caer por debajo de 34, una vez que el mercado no percibió que aquella posibilidad fuera a materializarse, al menos a corto plazo.
Adiós a los derivados
Además, TCI ha cerrado sus posiciones en derivados, con lo que la totalidad de su participación se articula a través de la tenencia física de acciones.
Una maniobra que, como adelantó Crónica Global, supone un cambio en la estrategia que suele desarrollar el fondo para tomar posiciones en los valores por los que apuesta y que sugiere que su línea de actuación en la compañía no ha hecho sino comenzar.