El anuncio de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, de la ruptura unilateral de relaciones entre la Ciudad Condal e Israel representa el último golpe en la línea de flotación de la inversión exterior en Cataluña, hundida en la última década por efecto del procés secesionista. Y en el caso particular del país asiático, supone la puntilla a una degeneración que se inició poco después de los acontecimientos del otoño de 2017 y que ha hecho que el territorio pase de ser el principal receptor en España a tener una presencia casi testimonial. 

En 2018, hasta Cataluña llegaban algo más de cuatro de cada cinco euros de los flujos de inversión brutos de Israel en España. En concreto, aquel año la cifra se redondeó en 31,71 millones de euros, un 83,4% del total, de acuerdo con los datos de la Secretaría de Estado de Comercio, dependiente del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.

Del 80% al 5% en cinco años

A falta de conocer los detalles definitivos del balance correspondiente al ejercicio de 2022 al completo, durante los nueve primeros meses del año las inversiones procedentes de Israel en Cataluña se habían desplomado hasta superar por escaso margen el millón de euros, poco más de un 5% del total.

No es precisamente uno de los grandes socios comerciales del Estado, pero Israel se ha relevado en los últimos años como un inversor emergente en el ámbito de la Unión Europea y, más concretamente, en España. 

Madrid vuelve a beneficiarse

Sólo la pandemia del coronavirus fue capaz de detener una tendencia al alza registrada durante la pasada década y que había alcanzado cotas superiores a los 50 millones de euros anuales que, tras la irrupción del Covid-19, no han vuelto a llegar a tales registros, aunque sí han experimentado una notable recuperación. 

Sin embargo, el polo de atracción para un inversor más que interesante desde el punto de vista comercial se ha desplazado de forma radical hasta la Comunidad de Madrid. Como ha sucedido en otros muchos capítulos, la región que alberga la capital de España se ha aprovechado de las consecuencias negativas del procés y de gestos como los de la alcaldesa Colau para arrastrar a su terreno el dinero llegado desde el exterior. 

Oportuna visita

El movimiento ha sido completamente opuesto al protagonizado por Cataluña. En 2018, los flujos de inversión de Israel hacia la Comunidad de Madrid no sumaron ni 900.000 euros. Por el contrario, hasta septiembre de 2022, Madrid acaparó el 93% de estos flujos, cerca de 17 millones de euros.

No resulta en absoluto casual que una delegación del Gobierno regional madrileño, encabezada por su presidenta, Isabel Díaz Ayuso, haya realizado una visita oficial de dos días a Israel en la que uno de los objetivos reflejado en la agenda pública haya sido el ofrecimiento de oportunidades de inversión en Madrid. 

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, comparece ante periodistas / EUROPA PRESS

En la delegación liderada por Díaz Ayuso también ha viajado el consejero de Economía, Hacienda y Empleo de la Comunidad de Madrid, Javier Fernández-Lasquetty, y una representación de la potente patronal madrileña CEIM, que ocupa una de las vicepresidencias de CEOE

Días antes, el alcalde de la ciudad de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ofreció públicamente a Tel-Aviv la posibilidad de establecer una relación de hermanamiento y colaboración como la que mantenía con Barcelona desde finales del siglo pasado y que ha quedado en suspenso tras la ruptura por decreto de relaciones auspiciada por Colau.

Justificación

La alcaldesa ha justificado la decisión, comunicada por carta al presidente israelí, Benjamin Netanyahu, por la “reiterada vulneración de los derechos humanos básicos de la población palestina” por parte del país.

Sin embargo, Tel-Aviv pasa por ser una de las ciudades más abiertas y tolerantes de la nación, que cuenta con un atractivo reclamo turístico, que incluye un clima privilegiado y algunas de las mejores playas del Mediterráneo. 

La medida ha sido duramente criticada por algunas de las formaciones políticas, en especial el PSC, cuyo primer secretario y líder de la oposición en Cataluña, Salvador Illa, ha calificado la decisión como “un inmenso error”, en el transcurso de una entrevista concedida a Crónica Global.

La reprobación pública de esta medida, que no ha sido llevada a pleno, es especialmente significativa por cuanto los socialistas catalanes han apoyado a Colau en la legislatura municipal que está a punto de finalizar, hasta la renuncia hace unos días del que fuera primer teniente de alcalde, Jaume Collboni, que disputará precisamente a Colau el bastón de mando de la ciudad el próximo 28 de mayo. 

El gasto en embajadas

Cataluña pasa por ser una de las CCAA que aún no ha podido recuperar las cifras de inversión extranjera que tenía antes de la pandemia. Y eso que incluso antes de la llegada del virus, éstas ya habían padecido los efectos negativos del proceso independentista.

La estadística apunta a que cada vez cuesta más atraer inversión hacia el territorio pese al gasto que la Generalitat destina a la apertura de “embajadas” en el exterior, más centradas en la estrategia de extender las bondades de una futura independencia y las trabas que encuentran por parte del Gobierno de España que en llevar a cabo tareas en el ámbito comercial.