El comportamiento de los precios en el segmento de la alimentación ha pasado una notable factura al bolsillo de los españoles y también a los centros de distribución, sobre todo al pequeño comercio. En 2022, el comercio minorista en este apartado ha registrado un descenso del 1,8%, el mayor que se ha dado en este capítulo desde 2013, en plena segunda oleada de la crisis financiera.
El dato se incluye en el índice general de comercio minorista al cierre del ejercicio pasado, publicado este lunes por el Instituto Nacional de Estadística (INE), y contrasta precisamente con este indicador, que aflora un alza del 0,7%, gracias a la corrección aportada por el segmento de las estaciones de servicio, cuyo incremento de ventas se ha situado en dos dígitos.
Segunda caída consecutiva
Además, se trata del segundo descenso consecutivo en el apartado de alimentación, toda vez que en 2021 ya se dio una caída, aunque más moderada, en concreto del 0,8%.
Cabe recordar que fue en la segunda mitad de aquel ejercicio cuando la inflación comenzó a subir con fuerza, impulsada entonces por los elevados precios de la energía, que llevaron al IPC al 6,5% al cierre de ese año, cuando aún no había comenzado la invasión rusa de Ucrania, que llevó al límite la tensión en los mercados energéticos.
Escalada imparable
Como consecuencia de estos efectos, los precios de los alimentos, especialmente los elaborados, comenzaron a repuntar con fuerza en la segunda mitad de 2022, cuando el IPC tocó sus máximos en casi cuatro décadas, con un 10,8% en tasa interanual en el mes de julio.
A partir de entonces, se produjo una clara desaceleración del indicador, como consecuencia de la moderación de los precios energéticos y, al mismo tiempo, un notable repunte de la inflación subyacente, impulsada por las subidas de los alimentos elaborados, instalada en los dos dígitos desde hace varios meses. Al cierre de 2022, esta variable (que excluye los elementos habitualmente más volátiles de la cesta como la energía y los alimentos frescos) se situó 1,3 puntos por encima del índice general, una brecha que se ha incrementado hasta los 1,7 puntos en enero, según la primera estimación del INE.
La estadística de comercio minorista constata el impacto de este comportamiento de los precios en los consumidores en lo que se refiere a los productos alimenticios, dado que las ventas muestran cifras de contracción de forma consecutiva en los últimos nueve meses de 2022. En lo que se refiere al último mes del año, el descenso ha sido del 2,6% en relación con el dato de diciembre de 2021.
Según estas cifras, el pequeño comercio ha sido el más impactado por el hecho de que los ciudadanos hayan ajustado el tamaño de la cesta de la compra como mecanismo para combatir la inédita alza de los precios.
El pequeño comercio, afectado
Así, el segmento de empresas unilocalizadas, que se corresponde con este perfil, ha visto caer su índice de ventas un 3,5%, el descenso más pronunciado de la estadística.
También refleja cifras negativas el apartado de grandes cadenas, con una reducción del 0,4%; por su parte, las grandes superficies han incrementado sus ventas un 1,3% gracias a la mayor variedad de su oferta.
Incrementos de costes
Todos estos indicadores están calculados sobre la base de precios constantes, precisamente para evitar la distorsión derivada de las fluctuaciones de la inflación. En el caso del año que acaba de finalizar, estas variaciones son más que evidentes, como muestra el incremento del 8,6% en las ventas minoristas del segmento de alimentación que refleja el dato sin deflactar.
No obstante, las empresas distribuidoras se han visto igualmente afectadas por el incremento de los precios en los mercados mayoristas y los incrementos de costes en ámbitos como los de la energía y el transporte, que han afectado de forma sensible a los márgenes.
Medidas paliativas
A finales del pasado año, el Gobierno decretó una reducción temporal del IVA que grava una serie de alimentos de primera necesidad y también de otros productos como pastas y aceites para tratar de aliviar la factura de los consumidores.
La primera estimación del INE sobre el IPC de enero apunta a que las alzas de los precios se han mantenido en el inicio de 2023 en el entorno del 6%; los expertos consideran que los posibles efectos de las medidas anteriormente mencionadas comenzarán a apreciarse a lo largo del primer trimestre.