El ‘cloud computing’ adquiere un peso cada vez mayor en las empresas españolas. Según el informe ‘Oportunidades del ecosistema de partners’, elaborado por IDC, la evolución del mercado tecnológico progresa a pasos agigantados y el negocio en la nube superará los 8.000 millones de euros en España para el año 2026, creciendo el doble de rápido que otras categorías de software. Las soluciones Saas (Software as a service) representarán un 55% del total de la inversión y las PaaS (Platform as a service), por su parte, se incrementarán en un 34%.
El mismo estudio refleja que la inversión del gasto en IT ha crecido un 3,5% más en 2022 que en el año anterior y que, en el próximo año, el 50% de las compañías generará más del 40% de sus ingresos a partir de productos y servicios digitales. Esta realidad, en la que los entornos están cada vez más digitalizados, va a forzar a las empresas a migrar al ‘cloud’ y a convertir esta tecnología en un factor clave de las compañías.
La aplicación en las empresas
Poner en práctica y aplicar estos avances, sin embargo, “no es sencillo y requiere invertir recursos, cerrar acuerdos, reforzar el talento, ser disciplinados en términos de planes de gestión y seguimiento y rodearse de ‘partners’”, tal como ha afirmado Luis Abril, director general de Minsait. La compañía especializada en transformación digital ha presentado recientemente su Informe Ascendant 2022 ‘Modernizar y Crecer en la nube’.
Esta publicación señala que, a pesar de que un 80% de las compañías acepta el nuevo papel de estas herramientas, solamente un 10% afirma estar aprovechando su máximo potencial.
Una tecnología cotidiana
Dentro de las diferentes aplicaciones de esta tecnología, el informe de Quint ‘Mercado Cloud en España 2022’ deja claro que las estrategias multicloud son las preferidas por más del 57% de las empresas que desarrollan su actividad en la nube.
El escenario que dibujan los datos evidencia que la nube ha dejado de ser disruptiva para pasar a ser un recurso cotidiano dentro de las organizaciones, capaz de modernizar de forma flexible y ágil sectores como el de la banca, la energía, la construcción, la Administración pública o las telecomunicaciones.