Eulen ha salido ganando del caso DYA, la presunta corrupción que se investiga en la oenegé vasca de ayuda en carretera por su gestión del recinto de Can Padró, una macroinstalación de entrenamiento para emergencias situada en Sant Vicenç de Castellet (Barcelona).
Lo explican fuentes del sector sanitario, que detallan que la rescisión por parte de Eulen del contrato de explotación a la participada de la DYA en Can Padró, que ha avanzado este medio en exclusiva, "deja un vencedor y un vencido". El ganador es la multinacional de servicios, que encaja una deuda pero se quedará con las 70 hectáreas de terreno. El vencido es la oenegé, que "ha pagado religiosamente la hipoteca durante 13 años y ahora se queda con nada".
Un acuerdo complejo
Las voces de la industria sanitaria detallan quién es quién en el complicado triángulo Eulen-DYA-Can Padró. "Grupo Eulen y la DYA llegaron a un acuerdo estratégico en 2010 [este] para compartir experiencias en seguridad vial. El pacto lo cerraron David Álvarez, fundador del conglomerado multiservicios --fallecido en 2015-- y Juan Antonio Usparitza, el doctor que creara la DYA --y que faltó en 2012--".
La alianza aseguraba que empresa y ONG "compartirían experiencias", pero en realidad se trataba de "ceder la explotación de Can Padró, que era propiedad de Eulen". Dicho y hecho. El conglomerado de la familia Álvarez vendió los 700.000 metros cuadrados a DYA, que se convirtió en propietario. Tras ello, la oenegé cedió la explotación a una participada suya, Global Fomación Plus SL. "Es un acuerdo complejo", explican.
"Pago aplazado" de 12 millones
Lo mollar de esa entente es el "pago aplazado". "Álvarez acordó con Usparitza que la DYA pagara un préstamo hipotecario año a año". ¿Por qué cantidad? "Can Padró vale unos 10 o 12 millones, pues son 70 hectáreas de terreno para entrenamiento de emergencias, un hotel y un restaurante. Un auténtico caramelo".
De este modo, la DYA pasó a ser propietario y su participada Global Formación Plus, el arrendatario. Ese acuerdo ha funcionado durante 13 años, pero se ha roto por el estallido del caso DYA a principio de año, cuando la nueva junta de la ONG detectó y denunció irregularidades en la gestión de la junta anterior, que lideraba el exconcejal del PNV y exdirector de Emergencias del Gobierno vasco Fernando Izagirre.
Dejan de pagar
Tras aflorar las anomalías, DYA se querelló contra Izagirre y su equipo. La juez de la sala de Instrucción número 5 de Bilbao abrió causa por malversación, administración desleal, apropiación indebida e insolvencia punible. En paralelo, "dejó de pagar la hipoteca a Eulen por Can Padró, pues entendía que era un acuerdo de junta inválido".
Como ha explicado este medio, el conglomerado ha contestado a la DYA que rescindirá el contrato a Global Formación antes del 31 de diciembre. La participada ya ha anunciado internamente que se marcha del recinto y que irá a concurso de acreedores. "Es como un banco ejecutando una hipoteca que un particular está impagando. El banco se queda con el activo y con las cuotas pagadas hasta el momento".
Eulen gana y DYA pierde
Así, el embrollo deja un impagado menor a Eulen, pero el grupo de los Álvarez seguirá sacando partido, pues se quedará con "el activo inmobiliario, el activo mobiliario --los vehículos-- y el fondo de comercio", y con los pagos que le ha hecho la filial de la DYA durante 13 años.
¿Qué se quedará la asociación filantrópica? "Nada. Ha hecho el negocio de las cabras. Es un grave error: paga durante años para quedarse unas instalaciones únicas en Europa y finalmente entrega el activo, que es rentable, en una suerte de dación en pago", señalan las voces consultadas.
Cortar de raíz: recurso a la Audiencia
No obstante, desde el sector se entiende que DYA tiene voluntad de cortar de raíz con la polémica gestión anterior de Izagirre. En esta lógica se entiende la dación en pago de Can Padró a Eulen. Y, también, el recurso a la Audiencia Provincial de Bilbao contra el archivo de parte de la causa de corrupción. La titular de la sala de Instrucción número 5 sobreseyó parte del procedimiento en junio de este año, avanzó ElDiario.es, y dejó solo una parte viva: la que concierne a la presunta administración desleal de Izagirre y su equipo.
Ante ello, la DYA vasca la recurrido el archivo a la segunda instancia judicial. Ese escrito ha paralizado el procedimiento, incluidas las nuevas comparecencias de testigos e investigados.
El nacionalismo coquetea con las emergencias
Lo que subyace en el triángulo Eulen-DYA-Can Padró es el intento del nacionalismo catalán y vasco de entrar en el negocio de las emergencias. El primer contacto se produjo a mediados de los 2000, con un intento de la DYA entrar en el concurso de transporte sanitario de Cataluña. Después, hincando el diente en la gestión de Can Padró en 2010. A ello le siguió el asalto de directivos de la órbita de CDC a Ambulancias Egara en 2016, en el que colaboró la directora general de Can Padró.
De toda aquella aventura identitario-sanitaria queda solo Egara, pues la junta actual de la DYA vasca "es aislacionista y no expansionista, como las anteriores". La transportista catalana sí sigue en manos de directivos de la órbita del empresario independentista y ex secretario de Comunicación del Govern, David Madí. De hecho, una de las primeras medidas de la DYA cuando llegó a Can Padró en 2010 fue fichar a Egara para los servicios preventivos de transporte de pacientes. Fue la antesala al asalto de 2016.