“Bueno, ahora hay que ponerse a trabajar ya, ¿eh? Que estas cosas están muy bien pero nos jugamos mucho”. El comentario de uno de los vocales que participó este miércoles en la asamblea electoral de la CEOE, nada más concluir la sesión, es difícil de igualar en lo que se refiere a su carácter de ilustrativo frente a lo que está por llegar. Tanto fuera de la organización como dentro. Ni la contundente victoria de Antonio Garamendi en las urnas, tras recibir el apoyo del 83% de los votantes, logra despejar un clima de debate interno fraguado a lo largo del primer mandato del empresario vasco y que la contienda electoral no ha hecho sino ratificar.
Algo que quedó de manifiesto en el propio discurso del recién reelegido para abrir el nuevo periodo de cuatro años al frente de la patronal de patronales. Los términos más empleados fueron “unidad” y “diálogo”. Y cada uno tenía su particular destinatario.
El primero, claramente para Foment del Treball, la potente e influyente patronal catalana que decidió a última hora promover la candidatura de su vicepresidenta Virginia Guinda, con la primera intención de evitar que lo acontecido en los últimos cuatro años culminara con una renovación de Garamendi por aclamación.
Mensaje hacia Guinda, junto a la que se sentó el empresario vasco en la asamblea, pero también hacia Josep Sánchez Llibre, presidente de Foment, que asistía al acto en un extremo de esa primera fila de notables. La mayoría se levantó tras anunciarse el resultado de las votaciones para ovacionar y estrechar la mano de un Garamendi exultante ya en el escenario. Sánchez Llibre se puso en pie para darse la vuelta y enfilar la salida del auditorio.
Algo se rompió
“Aquí no sobra nadie, por mi mente no pasa que Foment del Treball se quede al margen”, aseguró Garamendi en una posterior comparecencia ante los medios de comunicación.
No se contempla tal posibilidad, pero aquello que se rompió tras el acuerdo para la aprobación de la reforma laboral no parece haberse arreglado del todo. Por entonces, la patronal catalana no escatimó en críticas hacia la forma de abordar la cuestión por parte de Garamendi. Y tras el paso atrás del presidente de Faconauto, Gerardo Pérez, ha sido la que se ha movido para impedir el paseo triunfal del presidente.
Luz y taquígrafos
En Foment del Treball el planteamiento pasa por que la CEOE debe ser más participativa y plural. Y también, más transparente; ideas que Virginia Guinda ha trasladado en las múltiples entrevistas y comparecencias que ha tenido durante la campaña electoral y que, de otra forma, hubieran quedado en un ámbito interno siempre más discreto.
La otra palabra más repetida en el discurso iba dirigida a aquellos que consideran excesivo el talante conciliador de Garamendi y que, en demasiadas ocasiones, no ha sido todo lo contundente que debiera a la hora de enfrentarse al Gobierno o a los sindicatos.
El poder del 'establishment'
“Es verdad que, a veces, hay que decir que no, cuando toque. Pero tiene que ser un no razonado. Y además, no debe significar necesariamente levantarse de una mesa de negociación”, puntualizó Garamendi, en forma de guiño a los que le reclaman mayor contundencia.
En general, esa idea de que el presidente de la CEOE debería defender más a los empresarios es compartida por Foment del Treball y también por los más críticos del considerado “establishment” que, no obstante, han terminado por votar a Garamendi porque aún consideran que puede ser capaz de mejorar en este punto y porque tampoco son especialmente amigos de los cambios bruscos.
Guiño intencionado a las pymes
Entre los más críticos de ese establishment se encuentra la patronal de los pequeños y medianos empresarios, Cepyme, cuyo líder, Gerardo Cuerva, es visto como un potencial sucesor de Garamendi dentro de cuatro años, cuando éste no pueda volver a presentarse.
Para él, también ha habido un guiño del recién elegido mandatario de la patronal, cuando ha apuntado su disposición a hacer la CEOE más grande, para que “sea la asociación de los grandes y también de los pequeños. Y de los autónomos, que se han incorporado de forma masiva”.
Mensaje, en definitiva, para calmar aguas que no bajan todo lo tranquilas que pudieran reflejar unas cifras que, en el entorno de la candidatura de Guinda, también interpretan de otra forma: si se tiene en cuenta la abstención, que ha estado cerca del 20%, y los apoyos logrados por la vicepresidenta de Foment, uno de cadatres vocales llamados a elegir al presidente de la CEOE no ha votado por Garamendi.