La ley rider cumple un año con luces y sombras. El proyecto estrella de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha sentado las bases para laboralizar a los trabajadores de las plataformas de delivery, tal y como habían sentenciado los tribunales incluyendo al Supremo. Pero ese ha sido uno de sus principales defectos: restringir su aplicación únicamente al reparto de restauración y alimentación, excluyendo un conjunto de actividades explotadas por otras compañías digitales bajo el mismo modelo de falsos autónomos.
La norma, que entró en vigor el 12 de agosto de 2021, tampoco se ha distinguido por una ejecución rigurosa. Durante el último año, organizaciones como CCOO han lamentado en repetidas ocasiones que Glovo haya incumplido la obligación de dar de alta a sus riders en la Seguridad Social. La startup, adquirida el pasado diciembre por Delivery Hero, se ha amparado en fórmulas de negocio ad hoc para esquivar la presunción de trabajo por cuenta ajena reflejada en la ley.
Una ley sin ejecutar
Aunque hasta ahora el Gobierno no ha tomado cartas en el asunto, el sindicato confía en que esta situación cambie pronto. El responsable de análisis y transformación digital de CCOO en Cataluña, Daniel Cruz, destaca dos hitos: "Por un lado, contamos con el compromiso por escrito del secretario de Estado de Empleo y Economía Social, Joaquín Pérez Rey, y sabemos que este Gobierno está comprometido con este objetivo. Por otro, Delivery Hero también se comprometió con este esquema laboral cuando compró la mayoría de Glovo".
Tal y como avanzó Crónica Global, la observancia escrupulosa del mandato judicial reflejado en la ley rider fue una condición sine qua non impuesta por el Gobierno para validar la compraventa. Pese a ello, el unicornio tecnológico no ha dado de alta en la Seguridad Social más que a una parte de su flota --la ley brindó tres meses de gracia a compañías como Uber, Just Eat o la misma Glovo para acometer esta operación--.
Glovo se escaquea
Todo lo contrario: la startup capitaneada por Oscar Pierre y Sacha Michaud ha modificado su algoritmo para blindar su política de falsos autónomos y mantener así el 80% de su plantilla bajo este modelo. Una postura a la que, como avanzó La Razón el pasado martes, también podría apuntarse Uber Eats, pese a que su directora general denunció en marzo las prácticas de su principal competidor.
"Ante la evidencia de que la mayoría de los repartidores en España quieren trabajar como autónomos, estamos explorando un nuevo modelo que les permita hacerlo al tiempo que se cumple con la regulación vigente", aseguró un portavoz de Uber Eats al rotativo. El temor es que esta estrategia cunda en otras plataformas vinculadas por ejemplo al sector de los cuidados y la limpieza doméstica como Cuideo y MyPoppins.
Deliveroo y Just Eat
Por otro lado, la regulación ha redefinido por completo a los players del ecosistema. Más allá de la adquisición de Glovo, que ya contaba entre sus accionistas con Delivery Hero, otras compañías han sufrido cambios importantes o han desaparecido del mercado español. Poco después de la aprobación de la ley, Deliveroo anunció su salida del país, que se hizo efectiva el pasado 29 de noviembre, y un expediente de regulación de empleo (ERE) para casi 3.800 trabajadores.
Si bien es cierto que Deliveroo no tenía una parte importante de su negocio en España, la norma asestó un golpe definitivo a su actividad. Por otro lado, Just Eat inició negociaciones con su personal para dar a luz el primer convenio de empresa de una plataforma digital, que se convertirá seguramente en la barra de platino iridiado de futuras negociaciones colectivas.
Burbuja pinchada
Por último, el pasado otoño se produjo el desembarco en España de un conjunto de firmas especializadas en la entrega ultrarápida de la compra, como Gorillas, Getir, Dija o Rocket. Pero la mayoría de estas apps han tenido una experiencia accidentada o incluso han cesado sus actividades en menos de un año. Así, la alemana Gorillas paralizó su negocio antes del verano mientras busca ocio un socio para reflotar sus operaciones, mientras que la ucraniana Rocket duró incluso menos en España al anunciar su retirada en febrero de 2022.
Hace solo una semana, GoPuff, nueva marca de la desaparecida Dija, anunció despidos masivos y presagió un más que posible cierre, según informó Business Insider. Solo la turca Getir mantiene el pabellón en alto de sus supermercados fantasma, aunque se ha visto obligada a echar el cierre de 20 establecimientos.
Luces y sombras
Si bien las nuevas plataformas que se implantaron a finales de 2021 lo hicieron con un modelo de contratación distinto a Glovo, su periplo ha revelado la burbuja del delivery. "La experiencia del convenio de Just Eat muestra que hay espacio para el negocio, pero quizá menos que hasta ahora. Además, empresas como Glovo, que jamás ha tenido beneficios, han vivido de sus inversores esperando que la Administración les permitiera seguir defraudando", sostiene Cruz.
La última estimación de Adigital cifra 29.300 trabajadores en el sector que mueven, según datos facilitados por AECOC, unos 2.600 millones de euros al año. "Pero no se cuentan los 393 millones que pierden las arcas del Estado por la falta de cotizaciones", puntualiza el sindicalista. La reclamación de los riders es que la normativa que ahora cumple un año no solo se mejore, sino que se cumpla.