Sesión de pesadilla para la farmacéutica Grifols, a la que las informaciones acerca de una eventual ampliación de capital en el entorno de los 2.000 millones de euros han condenado a un desplome del 12,33%, su mayor descenso bursátil en casi ocho años.
En términos de capitalización, la compañía se ha dejado cerca de 1.020 millones de euros en una sola sesión. Se trata además de la tercera mayor caída de Grifols desde que comenzara a cotizar, hace algo más de 16 años.
Reducir deuda
Las informaciones que han sacudido la cotización de la empresa controlada por la familia Grífols desde los primeros minutos de la jornada apuntan a las negociaciones que mantiene con algunos inversores institucionales para asegurar el éxito de una ampliación de capital que tendría como principal objetivo incrementar el ritmo de desapalancamiento.
Tras culminar recientemente la adquisición de la alemana Biotest, a través de una opa, la empresa se ha fijado como principal meta reducir su endeudamiento, que se sitúa en torno a los 6.500 millones de euros.
Incluso, Grífols ha adquirido el compromiso público de dejar en suspenso la distribución de dividendos hasta que la ratio deuda/Ebitda se sitúe por debajo de cuatro veces.
De acuerdo con sus últimos resultados, esta variable se encuentra actualmente algo por debajo de cinco veces, aunque aún algo lejos del objetivo. Las cuentas reflejaron que Grifols recupera la senda en la que se encontraba antes de la crisis del coronavirus, que golpeó con fuerza el negocio del plasma, que constituye la principal partida de su facturación.
Sin vencimientos a medio plazo
La posible ampliación, que Grifols no ha desmentido, podría situar la citada ratio en el entorno de 3,5 veces; sin embargo, su elevado volumen provocaría un fuerte efecto dilutivo en los accionistas, que ha terminado por derivar en un notable castigo.
La eventual maniobra ha sorprendido a inversores y analistas, que no esperaban un movimiento de este tipo a la vista de que la estructura de deuda de Grifols no contempla vencimientos significativos en los próximos tres años. Además, la compañía tampoco presenta compromisos con los bancos relacionados a los créditos.
Bien es cierto que la operación podría redundar tanto en un regreso de los dividendos como en una vuelta a la actividad en el terreno de fusiones y adquisiciones antes de lo previsto, lo que podrían ser catalizadores positivos para el valor.
No obstante, el contexto general tampoco ha jugado en este caso a favor de la compañía farmacéutica. Su particular debacle ha llegado en una sesión en la que las compras se han impuesto con claridad, en un clima notablemente volátil que se extiende desde que se inició la invasión rusa de Ucrania, a finales del pasado mes de febrero.
Contexto bajista
El Ibex 35 ha concluido la jornada con un retroceso del 1,56%, en línea con el rendimiento de la Bolsa de Fráncfort (-1,7%). Ambas han sido las plazas más penalizadas entre las principales europeas, que han registrado, por lo demás, recortes en torno al punto porcentual.
La mayor caída de la trayectoria bursátil de Grifols se registró a finales de julio de 2014, cuando protagonizó un espectacular batacazo del 13,97% debido a la presentación de unos resultados semestrales que, pese a reflejar un incremento del beneficio del 23% en relación al mismo periodo del año anterior, provocaron una notable decepción en el mercado.