La élite empresarial ha exigido un marco institucional que incluya verdaderas medidas business-friendly para impulsar la economía española. En la segunda jornada de la reunión anual del Círculo de Economía, los grandes directivos han exigido una revisión a la baja de la fiscalidad y políticas de reindustrialización concertadas para dar un vuelco a la coyuntura económica.
Los retos no son menores. En menos de 15 años, España ha pospuesto reformas estructurales para mejorar su competitividad por el encadenamiento de cuatro crisis sucesivas: la burbuja del ladrillo en 2008, la Gran Recesión, el parón del Covid y las secuelas de la guerra de Ucrania.
Preocupa la ‘realpolitik’
Si bien las jornadas del Círculo llegan precedidas de vientos de cola positivos como son la recuperación del turismo y el mantenimiento, pese a todas las dificultades que existen, de las rutas de suministro, el tejido privado aún no ha recuperado su dinamismo prepandémico.
Las preocupantes cifras de inflación son el recordatorio de que desafíos como la descarbonización y la digitalización no pueden orillar la realpolitik. Máxime cuando de esta última depende el mantenimiento de la cohesión social.
Hechos, no palabras
Por eso los grandes patronos han puesto deberes a la Administración: grandes pactos consensuados que incluyan una moderación impositiva --en concreto, la eliminación del impuesto de Patrimonio--, cualificación del mercado de trabajo, reindustrialización, optimización de los fondos europeos y ortodoxia presupuestaria para frenar el excesivo endeudamiento ahora que se intuye una subida de los intereses.
Antonio Garamendi, presidente de la CEOE, ha pedido además "seguridad jurídica, estabilidad regulatoria y calidad de la norma", que ha definido como necesarias para asegurar un impacto positivo de las grandes inversiones del sector privado en el país. Y las tecnológicas han reclamado más diálogo a las administraciones públicas para impulsar la economía colaborativa e innovadora.
Clarificar las reglas del juego
Los representantes de las patronales y compañías que han subido al escenario han valorado positivamente las previsiones de crecimiento para España, de entorno al 4% para este año. Pero las estimaciones solo se materializarán, tal y como ha advertido la élite directiva, si se pasa de las palabras a los hechos para acompañar la reactivación empresarial.
Una actuación que debe incluir también un marco jurídico seguro y estable ante el nuevo escenario de la economía digital. El presidente de Caixabank, José Ignacio Goirigolzarri, ha dado la voz de alarma: "No puede ser que no tengamos una regulación que no sea la misma para desarrollar la misma actividad con independencia del actor".
Todo ello, antes de recibir a Felipe VI. En esta ocasión el monarca no ha asistido a la inauguración de la reunión del Círculo, hecho por el que se ha disculpado en su discurso, pero sí que ha hablado de forma pública en la entrega de los premios José Manuel Lara a las iniciativas innovadoras. Además, al concluir el acto protocolario ha acompañado al empresariado catalán en la comida informal de pie que se había organizado al mediodía. Un gesto con el que ha mostrado la proximidad con el lobby económico catalán y que ha gustado a los presentes.
Alerta por la desigualdad
Pese a posicionarse a favor de la transformación tecnológica, Goirigolzarri ha criticado la digitalización “de brocha gorda” que excluye buena parte de la ciudadanía y, además, alienta iniciativas empresariales sin garantías.
Más allá de las buenas expectativas de crecimiento económico, los ponentes han expresado preocupación por la escalada de precios, con una inflación que se prevé más alta en España que en el resto de países desarrollados. Una inquietud que ha contrastado con la optimista intervención de la vicepresidenta Nadia Calviño, que se ha alejado de la mayoría de estimaciones para avanzar un IPC del 2%. Referencias a la guerra y a la incertidumbre aparte, queda lejos el catastrofismo económico que se respiraba hace unos meses en los círculos empresariales. Con un pero: las entidades sociales han alertado de la creciente desigualdad y el impacto político que puede tener en forma de radicalización, inestabilidad y populismo migratorio. Uno de los muchos desafíos a los que se enfrentará Europa en los próximos meses.