Prisa pagará un alto precio por recuperar el 100% de su negocio radiofónico en la operación con Grupo Godó pero, a cambio, establece una referencia para aquellos que, como ocurrió con Blas Herrero hace algo más de un año, se interesen por los medios de la editora. El acuerdo con la compañía catalana supone valorar Prisa Radio en 225 millones de euros, toda vez que la compañía que preside Joseph Oughourlian desembolsará 45 millones por el 20%

Para poner en contexto la cifra, cabe señalar que el valor en libros de Prisa Media, la filial que agrupa el negocio mediático de la empresa cotizada, incluido el diario El País, es de 265 millones de euros; es decir, apenas un 17% más que los activos radiofónicos cuya propiedad ha compartido hasta ahora con Godó y que tienen como principal activo la cadena Ser, la emisora líder de audiencia en España.

Una oferta a la baja 

También conviene recordar que a finales 2020, Herrero presentó, como cabeza visible de un grupo de empresarios que no llegó a indentificar, una oferta por los medios de Prisa por valor de 200 millones de euros.

La propuesta fue rechazada por el consejo de administración de la compañía al considerarla insuficiente; para lo que sí fue suficiente fue para generar dudas y ahondar en las disensiones entre los accionistas sobre el modelo de negocio de la compañía, lo que fue cortado de raíz por Oughourlian al promover, con el apoyo de Telefónica, el cese de Javier Monzón como presidente y la llegada de la francesa Vivendi como socio industrial.

Sin rentabilidad 

La valoración de Prisa Radio se antoja elevada para tratarse, además, de una filial que presentó pérdidas operativas en 2021, de algo más de 13 millones de euros, similares a las de Prisa Media, cuyo resultado de explotación (Ebitda) también arrojó números rojos. 

Las cifras apuntan a un negocio más que redondo para Godó, que no ha terminado de encontrar la fórmula para asentar sus reales en el principal conglomerado mediático del país pero que abandona la aventura iniciada a mediados de 2006 con el zurrón lleno. 

Obstáculos

En el caso de Prisa, la maniobra no termina de casar con el proceso de reestrcuturación en el que sigue inmersa, que persigue como uno de sus principales objetivos la reducción de costes y, sobre todo, de su abultado endeudamiento. 

Sin embargo, se trata de tasar uno de sus principales activos con vistas a posibles interesados, que deberán pensarse dos veces la maniobra antes de ejecutarla. Para los inversores del exterior, el veto del Gobierno supone un obstáculo que, al menos para Vivendi, ha resultado insalvable

Mientras, los posibles compradores locales no cuentan con este problema pero sí con el de unos números que difícilmente cuadrarán con un racional de la operación que incluya un mínimo objetivo de rentabilidad.