El Gran Teatre del Liceu no excluiría su acuerdo con el Museo Hermitage de Barcelona, a pesar de instalar su segunda sede en el solar del Imax de Port Vell. El cine cerró en 2014 y se convirtió en un punto caliente de okupación en el puerto, que espera desde hace años su derribo. Aunque el teatro ha iniciado sus trabajos para la creación del Centro Ópera de Nueva Creación, el espacio cultural de exposiciones procedente de San Petersburgo (Rusia) no quedaría huérfano y mantendría el apoyo de la institución artística, más allá del veto del ayuntamiento a todo el proyecto.
El presidente de la Fundación del Gran Teatre del Liceu, Salvador Alemany, ha sido uno de los impulsores de la transformación de la gran plaza de artes escénicas de Barcelona para acercarla a la ciudadanía. Esto se comenzó a gestar tras los problemas económicos de la institución derivados del Covid-19. Entre estas actuaciones se popularizó el Under 35, con entradas asequibles --de tan solo 20 euros, cuando una butaca en platea puede rozar los 200-- y ambientación moderna. Por ello, a pesar de las contradicciones de comunicación internas del teatro, se ha decidido abrir a la ciudad con el proyecto Liceu Mar.
Los comunes y el puerto
El teniente de alcalde de Cultura de Barcelona, Jordi Martí (comunes), ha sido uno de los primeros en celebrar el anuncio de Alemany. “Este es el modelo que hemos defendido para el puerto, y por ello celebramos la apuesta del Liceu por un nuevo equipamiento cultural en el Imax”, ha asegurado. No obstante, no han sido pocos los vecinos que han mirado con desconfianza el posicionamiento del concejal, que vetó por escrito otro epicentro de dinamización artística en el puerto: el Museo Hermitage.
Las asociaciones de residentes de la Barceloneta dudan de forma pública la “vocación cultural” del concejal de los comunes, a la vez que celebran el proyecto liderado por Alemany de abrir el teatro de Las Ramblas al mar. Desde los barrios limítrofes explican a este medio que el Ayuntamiento de Barcelona desoye sus peticiones de crear un gran clúster de formación, educación y cultural en el puerto, como en otras ciudades. Explican que Martí se niega a ello y acusan al político de BComú de “ser bastante camaleónico” al vetar al Hermitage pero abrir las puertas al Liceu.
Museo Hermitage
Los vecinos manifiestan que el teniente de Cultura cree que el Hermitage “no es cultura, sino una exposición comercial”. Más allá de las valoraciones, el pago por entrar a las instalaciones del museo ruso se realizaría de la misma manera que en las taquillas para acceder a la ópera. El veto del consistorio ha llevado a un proceso judicial en el que fuentes cercanas al caso aseguran que los terrenos del puerto para las galerías del noreste europeo acabarán en “indemnización o concesión”.
Alemany, poco después de que el consistorio de Ada Colau anunciara el 24 de enero de 2020 que no autorizaría el espacio museístico en el puerto por razones de “interés público”, promovió una alianza conjunta con el Hemitage para crear un nuevo espacio cultural. El problema recaería en que, al pactar el nuevo centro operístico en los terrenos del Imax, el teatro desestimaría quedar fuera del acuerdo con el museo que también provocó una divergencia de opiniones pública entre BComú y PSC.
Fuentes consultadas por este medio conocedoras del asunto aseveran que Alemany no habría dejado atrás sus aspiraciones de crear un gran espacio cultural con el museo de San Petersburgo. “El Liceu tiene capacidad para crear oferta de valor más allá del Imax”, apuntan los mismos interlocutores. Por ello, además de los proyectos en los que el teatro aseguró estar interesado y que descartó --aunque finalmente apostó por la iniciativa de Port Vell--, el Hermitage seguiría siendo una de las principales jugadas para tener una tercera gran subsede en el Puerto de Barcelona.