El debate sobre la energía nuclear incide de forma especial en Cataluña. Las centrales de Ascó y Vandellós, ubicadas en Tarragona, proveen cerca del 50% de electricidad que necesita la comunidad. El divulgador Alfredo García, conocido en Twitter por su pseudónimo @OperadorNuclear, pone de relieve la importancia de los reactores para la estabilidad energética de la región y critica algunas medidas del Govern como el impuesto propio sobre las nucleares.
--¿Qué suponen las centrales de Ascó y Vandellós para el mix eléctrico catalán?
--Aproximadamente aportan el 50% de la electricidad que se consume en Cataluña. Aunque están interconectadas en la red eléctrica, si se hacen números sale aproximadamente esa cifra.
--Por tanto, son esenciales para el funcionamiento de la industria.
--Sí, sobre todo para garantizar la estabilidad del sistema. Hay un factor muy importante: los 50 hercios de la frecuencia de la red eléctrica. La corriente que utilizamos es corriente alterna, que tiene una variación de 50 ciclos por segundo. La estabilidad de la red eléctrica es esencial para muchos equipos y aparatos que utilizan motores síncronos. Una pequeña variación causaría enormes problemas y apagones. Por eso no podemos permitir que la frecuencia baje ni suba, tenemos que mantenerla estable. Para eso ayudan muchísimo los reactores nucleares y centrales hidroeléctricas muy grandes porque la inercia de sus generadores permite hacer pequeños ajustes para adaptar la frecuencia y estabilizarla. Una red eléctrica dependiente solo de renovables sería un quebradero de cabeza.
--En 2020, las nucleares entraron en pérdidas. Foro Nuclear achacó esta situación a la alta fiscalidad, incluyendo el impuesto propio aprobado en Cataluña. ¿El nivel de imposición en España dificulta que las nucleares sean un negocio rentable?
--Al mismo tiempo que se critica la energía nuclear, en España se la utiliza como la gallina de los huevos de oro. Como produce electricidad continuamente, le puedo poner un impuesto en base a la electricidad producida y tener unos ingresos constantes. Muchos de esos impuestos están duplicados y recurridos ante el Tribunal Constitucional. Algunos se han tumbado y se han vuelto a aprobar, como el último de Cataluña, que ya se ha tumbado tres veces. Estamos hablando de un impuesto muy grande. Para que os hagáis una idea: todos los gastos para producir electricidad en una central nuclear suponen unos 25 euros por megavatio/hora. Si añadimos la gestión de los residuos, nos podemos ir a unos 32. El impuesto catalán es de cinco euros por megavatio/hora producido. Además, es un impuesto sobre una actividad que no tiene ninguna relación con el gobierno de la comunidad autónoma. La Generalitat no hace nada en relación con los residuos radioactivos, todo se gestiona por las propias centrales nucleares. Con los impuestos que tienen las centrales nucleares nos vamos a precios entorno a 50 y 55 euros por megavatio/hora. En 2020, las centrales nucleares, debido a estos altos impuestos que pagan, entraron en pérdidas. El año pasado no ha sido de pérdidas porque se ha disparado el precio de la electricidad. Pero incluso Foro Nuclear hizo una propuesta muy clara ofertando un precio fijo, que es lo que tiene Francia. Aquí, ajustando un poco para tener cierto margen de beneficio, podría salir un precio en torno a los 60 euros. Mucha gente estaría contenta de pagar 60 y no 200 euros.
--Por su experiencia personal, ¿hay menos rechazo social en Cataluña sobre la nuclear?
--He vivido durante casi 20 años en el entorno de la central nuclear de Ascó. Allí prácticamente todo el mundo es pro-nuclear, no solo porque vives bien al tener la nuclear sino porque la gente se siente segura, porque tienes a compañeros, amigos y familiares que trabajan en la central y te explican los protocolos de seguridad. En ese sentido, en las zonas donde hay centrales nucleares la gente está a favor, aunque sean de partidos que están en contra. No tengo tanto la sensación de que los partidos que tradicionalmente están contra la energía nuclear no lo estén en Cataluña. Creo que ERC ha manifestado en muchas ocasiones que es antinuclear, los verdes por supuesto, y todos los partidos de izquierda y el PSC han estado en contra. Pero no han sido demasiado beligerantes, como sí lo han sido en Extremadura.
--Haya moratoria o no para las centrales nucleares, el Govern ya ha aprobado un fondo de transición nuclear de 24 millones. ¿Qué opinión le merece esta medida?
–Me parece una miseria y una cantidad de dinero para decir que estás haciendo algo. Habría que apoyar que las centrales nucleares sigan funcionando y dar facilitades para que generen empleo de formas diferentes, facilitando que se instalen otros tipos de industrias con contratos específicos para tener precios más baratos de la electricidad. Espero que no se cierren ahora, pero quizá dentro de 15 o 20 años se van a clausurar y en ese momento necesitaremos tener algo. Hacen falta muchas más cosas que un puñado de millones, que igual llenan algunos bolsillos pero no van a cambiar la estructura económica de esas comarcas.
--¿Y qué le parece la hoja de ruta de renovables del Govern?
--Cada vez hay más oposición a las renovables, especialmente a los parques eólicos. Al final no sabemos muy bien qué es lo que queremos. ¿Queremos seguir consumiendo electricidad? Mucha gente habla de decrecimiento... Me parece curioso porque realmente estamos intentando electrificar toda la economía y eso va a aumentar el consumo eléctrico. Estoy totalmente a favor de instalar más renovables, pero necesitan un respaldo que, si no tenemos a la nuclear, lo tendríamos con gas.
--¿Los precios altos de la electricidad han llegado para quedarse?
--Tanto Rusia como el resto de productores de gas están interesados en un suministro constante, no quieren que los consumidores les compren a demanda. Pero si empleamos el gas para producir electricidad y como respaldo de las renovables, a veces lo emplearemos y otras veces no. Eso no les interesa a los productores. Ellos piden contratos de largo plazo a precios fijos. Los consumidores quieren pagar según consuman y los productores ponen entonces precios de mercado. Se aplica la ley de la oferta y la demanda y por eso los precios suben. Al final, el gas nos tiene atrapados por las emisiones, por los precios... hay que hacer un planteamiento para no ser tan dependientes. Hay que desarrollar las renovables y también la nuclear, por eso se insiste en la llamada taxonomía verde [cómo se califican las tecnologías de generación de energía con datos científicos].