La Cámara de Comercio de Barcelona insta al Govern a invertir en energías renovables. Cataluña está por debajo de la media de producción eléctrica sostenible en comparación al resto de España y la Unión Europea. Por ello, exige que se destinen 59.024 millones de euros entre 2022 y 2050 para avanzar en la descarbonización plena y llegar a un escenario de emisiones cero en menos de 30 años.
La presidenta de la Cámara de Comercio, Mònica Roca, ha recordado que “desde 2013 no se ha instalado ningún parque renovable en Cataluña”. De hecho, el Departamento de Acción Climática que dirige Teresa Jordà (ERC) vetó los parques eólicos en Alt Empordà por el impacto visual y propuso aplicar aerogeneradores en Collserola, algo que sembró la incertidumbre entre los promotores de fuentes sostenibles. Según la tesis que defendió la republicana, la capital también debía asumir las derivadas de la generación. Todo ello, en el marco de la pugna histórica entre las zonas más rurales catalanas y las urbanas.
Bloqueo a la descarbonización
Jordà ha bloqueado proyectos necesarios para seguir la senda marcada por la Cámara de Comercio. En su estudio monográfico Indicadores de Progreso y Bienestar, la institución apuesta por la implantación del 80% de energías renovables hasta 2050, de las cuales el 60% corresponderían a fotovoltaicas y el 40% a eólicas.
El porcentaje de eólicas sería el más rezagado en Cataluña, después de que la patronal EolicCat anunciara una demanda contra la Generalitat por inacción administrativa en lo que respecta al nuevo decreto de renovables del Govern. No obstante, la Cámara ha recordado que es necesario que la reducción de la contaminación se realice con los nuevos objetivos climáticos y la implantación de energías sostenibles, para que las emisiones sean del 0,4% por cápita en 2050 y no del 4,5% si se sigue al ritmo actual.
El dilema de las nucleares
El estudio muestra que, con la inversión del Govern y la implantación de renovables, el PIB per cápita de la comunidad aumentará al 1,1% medio anual entre 2020 y 2050. Aunque será un incremento moderado, la institución empresarial asegura que es la senda correcta para que Cataluña logre su descarbonización con un crecimiento constante. No obstante, existen dos variables a medio plazo que las Administraciones deben abordar.
La primera es el cierre de las centrales nucleares catalanas entre 2030 (Ascó I y Vandellòs II) y en 2031 (Ascó II). Estas, según ha explicado el jefe de gabinete de asuntos económicos de la cámara barcelonesa, Joan Ramon Rovira, “han reducido en buena medida las emisiones contaminantes”, al ser una energía que genera residuos pero que no deposita gases de efecto invernadero en la atmosfera. Esto requerirá una compensación para un consumo eléctrico que se mantendrá estable, pero con tres centros de producción cerrados en menos de diez años.
Por último, el estudio presupone que será posible mantener el ritmo de reducción de las emisiones por unidad de consumo energético de las últimas décadas con independencia de la sustitución de las actuales fuentes fósiles por renovables. Los picos de electricidad con quema de combustibles será otra de las compensaciones que deberían llevarse a cabo. Todo ello con un 80% de producción limpia, en la que el Govern debería aportar el 0,64% del PIB de Cataluña desde ahora hasta 2050.