Doce meses después del anuncio por parte del BBVA de la venta de su negocio en EEUU, que le reportaría ingresos de 9.500 millones de euros, el banco ha comprometido aproximadamente el 60% de esta cifra en futuras operaciones, con un significativo denominador común: ninguna de ellas se encuentra fuera del entorno de la entidad, que no ha encontrado opciones para la creación de valor más allá de sí misma.
En concreto, el consejo del BBVA ha acordado dos grandes maniobras a las que destinar parte del exceso de capital generado por su salida de Norteamérica, articulada en la operación con el estadounidense PNC. Se trata, por un lado, de un ambicioso programa de recompra de acciones, con un límite del 10% del capital, el máximo contemplado por Ley, valorado en 3.500 millones de euros.
Abanico de posibilidades
Y por el otro, del lanzamiento de una oferta para hacerse con algo más del 50% que no tiene en cartera de Garanti, su filial en Turquía, que tendrá un coste máximo de 2.250 millones de euros en el caso de que acudieran todos los títulos hacia los que se dirige la opa. Una operación que BBVA ha comunicado al mercado este lunes, antes de la apertura de la sesión.
Nada más conocerse la venta del negocio en EEUU, los inversores comenzaron a hacer cábalas sobre el destino de los ingresos por la operación, ante lo que el BBVA siempre aseguró tener un abanico de posibilidades que tendría que analizar con calma porque sólo se plantearía aquellas que aportaran valor al accionista.
Garanti no era una opción
La opción a la que apuntaba el mercado de forma mayoritaria, esto es, una fusión con Banco Sabadell, fue de las primeras en abordarse, aunque su recorrido no fue demasiado largo. A finales de noviembre del pasado año, la eventual creación de un gran banco en España quedó frustrada por el desacuerdo entre los consejos de administración de ambas entidades.
Aquel mismo día, 27 de noviembre de 2020, BBVA se encargó de desmentir a los medios que el motivo del desencuentro hubiera sido la preferencia por parte de algunos miembros de su órgano ejecutivo por abordar otra operación de las que aparecían como posibles en el horizonte como era hacerse con el control absoluto de Garanti.
Ortodoxia contra oportunidades
“El banco valora opciones alternativas para dar salida al exceso de capital pero comprar más acciones de Garanti no está, por el momento, entre ellas”, señalaban desde la entidad que preside Carlos Torres, al tiempo que recordaban que otra de las opciones era completar la remuneración al accionista con una recompra de títulos cuando el Banco Central Europeo (BCE) levantara las limitaciones impuestas a este tipo de operaciones a causa de la crisis del Covid-19.
La ortodoxia inversora dice que no hay mejor opción en el mercado que apostar por uno mismo cuando no hay alternativas demasiado atractivas delante. De hecho, cuando hace algunas semanas, con motivo de la presentación de sus resultados de los nueve primeros meses, el banco detalló las características de su plan de recompra de acciones, los títulos cerraron la sesión bursátil con avances superiores al 6%.
Ni una opción en 12 meses
No ha sucedido precisamente lo mismo este lunes, cuando BBVA ha cerrado con caídas del 4,3% tras anunciar la futura operación en Turquía. Una reacción que contrasta con la que el mercado dispensó al banco con el anuncio de las conversaciones de fusión con Banco Sabadell, que fue visto con buenos ojos.
Lo cierto es que han pasado doce meses y el BBVA no ha sido capaz de detectar una opción en el mercado que le permitiera generar valor para el accionista, como era su intención, para complementar así la maniobra de la recompra de acciones, que tuvo clara desde el mismo momento en que decidió salir de EEUU.
Perplejidad entre los analistas
De este modo, ante la falta de visibilidad, la entidad ha tenido que volver a hacer un ejercicio de introspección y encontrar en su propio perímetro la mejor opción para destinar parte del exceso de capital generado por la operación con PNC, que en su día fue estimado en algo más de 600 puntos básicos.
“¿Por qué hace unos meses no contemplaban esta opción y ahora sí? ¿Qué ha cambiado desde entonces?”, han preguntado algunos analistas este lunes, durante la conferencia mantenida con Torres, y el consejero delegado del banco, Onur Genç, para explicar la operación.
Efectos positivos
“No ha cambiado absolutamente nada”, ha admitido Torres, para el que el único riesgo de esta maniobra es la transacción en sí misma, que consumirá un máximo de 1.400 millones de euros de capital, un cifra que el ejecutivo ha considerado moderada en relación con los recursos del banco.
Sin embargo, dada la insistencia de los analistas, las respuestas de Torres y Genç sobre la bonanza de la operación no parece haberles terminado de convencer, pese a que la entidad sostiene que los efectos sobre la cuenta de resultados serán inmediatos, con un impacto positivo cercano al 13% en el beneficio por acción en 2022.