La temporada de resultados de la banca española ha tenido un denominador común por encima del resto: las entidades han optado por una actitud conservadora a la hora de revertir las cuantiosas provisiones que registraron el pasado ejercicio como consecuencia de la pandemia del coronavirus. Detrás de esta estrategia están factores como la presión de las exigencias regulatorias pero también una desconfianza en la recuperación económica o, por mejor decir, en su ritmo, que los ejecutivos de las entidades han preferido reflejar en los balances más que en sus palabras.

Otro de los aspectos que ha llamado la atención en estos días de cascada de resultados del sector financiero ha sido la reacción del mercado ante unas cifras aparentemente favorables, que evidencias claros síntomas de recuperación. Salvo el caso del BBVA, espoleado por el anuncio de un muy ambicioso programa de recompra de acciones, valorado en 3.500 millones de euros, para el resto el tono ha sido muy desfavorable.

Contradicciones

Una circunstancia a la que los responsables de la gran banca española han quitado hierro al señalar, no sin acierto, que la evolución de un valor debe ser observada a largo plazo. Sin embargo, algo parece no cuadrar entre las palabras de los ejecutivos y lo que reflejan las cifras.

Bankinter, encargado habitualmente de abrir el fuego de los resultados del sector, también fue el primero en descartar la reversión de las provisiones que registró en su día como consecuencia de la pandemia. E incluso fue más allá. Su director financiero, Jacobo Díaz, admitió que la entidad no prevé una fecha concreta para revisarlas.

Estrategia conservadora

Este mismo viernes, Onur Genç, consejero delegado de BBVA, sí dio un horizonte temporal, concretamente el fin de todas las moratorias de los créditos ICO, ya en 2022. Hasta entonces, la palabra mágica: prudencia. Después, las consecuencias dictarán el camino a seguir.

Apenas un par de horas antes, Gonzalo Gortázar, su homónimo en Caixabank, admitía que en su día la entidad registró en su balance dotaciones relacionadas con la crisis generada por la pandemia bajo el presupuesto de una situación peor que la que finalmente se ha dado. “Pero en este punto hemos decidido ser muy conservadores”, admitió.

Gonzalo Gortázar, consejero delegado de Caixabank / CAIXABANK

El fin de los ERTE

Entre los grandes bancos españoles, Santander ha constituido una excepción, aunque con reservas. La entidad que preside Ana Botín liberará en el cuarto trimestre entre 700 y 1.000 millones de euros de provisiones pero lo hará en el contexto global, no sólo en España. Y, aún así, mantendrá como mínimo la nada despreciable cifra de 1.600 millones de euros por lo que pudiera pasar.

Fuentes del sector reconocen que las entidades no terminan de tenerlas todas consigo. Las cifras de morosidad están sorprendiendo de forma positiva por su moderado comportamiento pero aún existen consistentes temores al escenario que puede darse cuando venzan definitivamente tanto los ERTE como las diversas moratorias de los créditos.

Revisión a la baja

Por otra parte, la banca también ha visto con preocupación la más que notable revisión del dato de crecimiento del segundo trimestre a cargo del INE, que dejó finalmente en el 1,1% la tasa intertrimestral que había estimado inicialmente en el 2,8%.

Precisamente este viernes se conocía el primer dato correspondiente al tercer trimestre, que reflejaba un crecimiento del PIB del 2% en relación con el segundo, algo menos de lo previsto, y que deja el dato internanual en el 2,7%, alejado del 6,5% que mantiene el Gobierno como previsión para el conjunto del año.

El ritmo de la recuperación, a debate

La citada corrección a la baja por parte del INE ha provocado una oleada de revisiones en la misma dirección por parte de organismos como el Fondo Monetario Internacional, el Banco de España y la Autoridad de Responsabilidad Fiscal Independiente (Airef), así como de diversos servicios de estudios, entre ellos los de las propias entidades financieras.

La deuda pública se reduce en siete décimas en términos de PIB, según el Banco de España / EP

En este sentido, Gonzalo Gortázar se mostraba este viernes optimista con la recuperación económica pero advertía de que “tenemos que hacer lo posible porque se consolide y por equilibrar variables que la pandemia ha dejado muy desequilibradas”. Al mismo tiempo reconocía tener dudas sobre “si la salida de la crisis será firme o más suave, si tendrá o no tendrá altibajos. Por eso, tenemos que ser prudentes”.

Señales al BCE

Es justamente esa prudencia la que queda plasmada en las cuentas a la hora de mantener las provisiones y lo que hace pensar a los analistas que el escenario no es tan optimista como lo pintan.

Por otra parte, los bancos también han procurado enviar mensajes al regulador para demostrar que están cumpliendo con sus recomendaciones de mantener la cautela y aflorar su compromiso y responsabilidad a cambio de que el Banco Central Europeo (BCE) dé el visto bueno a su política de retribución al accionista.

Reformas pendientes

Tampoco pasa desapercibido para la banca el hecho de que el Gobierno no termine de poner en marcha reformas estructurales que se considerar fundamentales para la corrección de esos desequilibrios que mencionaba el consejero delegado de Caixabank, en alusión a la deuda y al deficit públicos. Las reformas laboral, fiscal y de pensiones se encuentran atascadas en el debate político, incluso en el seno del propio Gobierno, lo que no contribuye a despejar el panorama sino, más bien, todo lo contrario.

La banca también asegura estar preparada para canalizar los fondos europeos y tener preparados mecanismos para hacer que lleguen al tejido empresarial. Pero, por el momento, lo que no llega es el dinero. Consecuencia, entre otros factores, del citado bloqueo en las reformas, una de las exigencias de Bruselas para liberar las partidas que le corresponden a España. De nuevo, factores de incertidumbre que lleva a la banca a invocar más que nunca a la prudencia.