El ocio nocturno catalán reabrirá este viernes, 8 de octubre. La Generalitat de Cataluña ha pactado hoy con el sector la reactivación del interior de las discotecas y salas de fiesta tras 18 meses de cierre por la pandemia del coronavirus. Será, no obstante, con medidas de seguridad.
Según han avanzado fuentes del sector, la noche catalana echará de nuevo a andar con la obligatoriedad de presentar un certificado de vacunación en la puerta de los locales, llevar mascarilla en las pistas de baile y el aforo limitado al 70%. El horario, no obstante, será completo, con media hora antes para desalojar los establecimientos.
Pendientes del TSJC
La decisión de reabrir el ocio nocturno está pactada con las patronales del ocio nocturno Fecasarm y Fecalon, convocadas hoy a un cónclave con representantes de la Administración autonómica.
El movimiento queda pendiente del aval del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), que deberá validarlo.
La delta frustró la reactivación
Si la segunda instancia judicial lo avala, el ocio nocturno catalán echará de nuevo a andar tras 18 meses de cierre. La noche soporta la inactividad obligada por la pandemia desde el 14 de marzo de 2020. Hubo intentos de reabrir el sector en 2020 y el pasado verano, pero fue en vano.
En julio de este año, el Govern permitió la reactivación de la industria, pero la llegada de la variante delta del coronavirus a España frustró la puesta en marcha.
Operadores tocados
El cierre del ocio nocturno catalán ha tenido consecuencias. Operadores históricos como Razzmatazz, Apolo, Luz de Gas, Costa Este, Arena y Metro han vivido cambios societarios, peticiones de concurso de acreedores, reestructuraciones y cambios de titularidad.
Desde la industria se ha protestado reiteradamente por la falta de ayudas para la sostenibilidad de los negocios. De hecho, los empresarios han protagonizado acampadas e incluso una huelga de hambre.
Botellones
Hay otra arista. La reapertura de discotecas, salas de fiesta y conciertos llega después de fuertes polémicas por el descontrol de la noche catalana en forma de botellones callejeros, alguno de ellos violento.
Además, el pasado verano, los operadores protestaron por la autorización de los festivales Cruïlla, Canet Rock y Vida, que se saldaron con un 60% más de contagios de los esperados por los organizadores.