El gobierno de Ada Colau en Barcelona ha comprado cuatro fincas enteras en el centro de Barcelona para vivienda social. El Ejecutivo local gastará 20 millones de euros para hacerse con cuatro bloques de 67 viviendas en el Eixample de la Ciudad Condal para destinarlos a pisos de alquiler asequible.
Lo ha anunciado hoy la concejal de Vivienda y Rehabilitación, Lucía Martín, precisando que la Administración local "las ha comprado por debajo del precio de mercado". Lo ha conseguido, según Martín, ejerciendo el derecho a tanteo y retracto, algo previsto en la Ciudad Condal desde 2018 con arreglo a una modificación del Plan General Metropolitano (PGM).
Casi sin necesidad de reformar
La electa de BComú ha señalado que la compra busca destinar los 25 pisos vacíos del total de 67 al arrendamiento asequible, "combatiendo la gentrificación y la expulsión", así como "proteger a los inquilinos" que ya viven en los apartamentos ocupados. "Les protegemos de operaciones especulativas", ha agregado Martín.
Ello será posible con la inversión de 20 millones de euros, un monto que la edil ha recalcado que "está por debajo de precio de mercado". Cualquiera que sea el precio, la operación del Ayuntamiento de Barcelona es la última en una lista de 960 bloques y viviendas sueltas "compradas desde 2016".
Fracaso en vivienda
La estrategia de compra de viviendas y fincas entras se enmarca en el fracaso de la política de vivienda social del primer gobierno de Ada Colau en Barcelona. Entre 2015 y 2019 el Ejecutivo local dirigido por BComú entregó unos 800 pisos sociales de los 4.000 prometidos. Tras ello, admitió que había sido "difícil" movilizar apartamentos que estaban en el mercado, y que las nuevas promociones sociales se demoraban porque "la Generalitat de Cataluña incumple".
Con el cambio de mandato, el gobierno municipal ha rectificado su estrategia. Continúa con las nuevas promociones, sí, peor también ha pedido ayuda al sector privado, con el que Colau construirá pisos de alquiler asequible en Barcelona y el área metropolitana, y hasta a los tenedores de pisos turísticos vacíos por la crisis del coronavirus.