Petronor, petrolera bilbaína propiedad de Repsol, ha perdido 140,1 millones de euros en 2020 por la crisis del Covid-19. Este resultado, anunciado este martes, contrasta con los 143 millones que ganó durante el ejercicio anterior de 2019, cuando aumentó su cuota de venta de productos energéticos en España.
La compañía ha sufrido un descenso del consumo en estaciones de servicio en España del 23% en 2020. Este dato, sumado a que el precio medio del barril fue 22 dólares menor que en 2019 --lo que ha provocado que Petronor haya tenido que almacenar crudo en sus tanques-- ha tenido un efecto patrimonial negativo para la petrolera.
Baja demanda y almacenamiento
Los almacenamientos de productos en los mercados exteriores han reflejado que tanto la demanda nacional como la exportación estuvieron muy por debajo de los niveles habituales durante el año más duro de la pandemia del coronavirus. Las restricciones gubernamentales dejaron una baja demanda y altos niveles de almacenaje, lo que ha provocado unos márgenes muy bajos para Petronor: en 2020 era de 3,24 dólares por barril frente a los 5,50 de 2019.
No obstante, no solo la demanda y el almacenamiento han embestido con dureza a Petronor durante 2020. La destilación de la bilbaína descendió hasta los 58,3 millones de barriles, el 74,5% de su capacidad total. Esto ha hecho descender un 13% las ventas respecto al ejercicio anterior, unos nueve millones de toneladas, siendo de un millón la caída en el mercado español.
Inversiones de Petronor
La petrolera propiedad de Repsol ha apostado por la transición energética y la descarbonización, con inversiones de hasta 50 millones de euros en este tramo. Petronor mantiene el compromiso de las cero emisiones netas en 2050. De hecho, en esta línea, este mes arrancó el hub de descarbonización en el puerto de Bilbao (Vizcaya).
Más allá de estas inversiones limpias, la compañía firmó en marzo un acuerdo con Sener para poner en marcha la primera planta de electrolizadores de España, con una inversión de 120 millones de euros. La planta, que estará ubicada en la provincia de Vizcaya --posiblemente en Portugalete-- creará 60 empleos directos en la primera fase y 100 en la segunda, a partir de su entrada en funcionamiento en 2022.