Adiós a las escayolas de yeso. La startup Xkelet, fundada en Girona por Jordi Tura, garantiza la recuperación de las fracturas de hueso mediante férulas a medida impresas en 3D que, además, no descuidan su apariencia. La compañía cuenta con soluciones para antebrazo, brazo, mano y también pies, a las cuales se añadirán rodilleras y otras alternativas para extremidades inferiores antes de que termine 2021.
Recientemente, los productos de la empresa catalana han sido galardonados con un premio Red Dot al mejor diseño en el ámbito de la salud. No es la primera vez que sus inmovilizaciones reciben el respaldo de los veteranos galardones alemanes --la primera vez fue en 2016-- frente a otros gigantes del sector de la tecnología médica.
Funcionalidad con estilo
Tura explica el doble propósito de la marca: "Siempre hemos tenido claro que las inmovilizaciones deben tener tanto un vector de uso diario como otro estético. Muchas personas sufren pequeños problemas depresivos por el hecho de usar férulas, ya sea porque se sienten incómodos al llevarlas en el exterior, no se la pueden poner con la ropa o afecta a su higiene personal".
Por no hablar de las personas obligadas a llevar estos complementos de por vida. De ahí que hayan apostado por combinar la funcionalidad con un look colorido y aireado. Una suma que también resuelve otros problemas vinculados con los traumatismos: "Hay cuestiones sanitarias reales relacionadas con la cobertura de partes del cuerpo, como infecciones, inflamaciones, pérdidas de masa muscular o escamatización de la piel. Nuestros productos solventan estas complicaciones".
Impacto del Covid-19
El emprendedor no oculta que la pandemia ha afectado negativamente a su cuenta de resultados, que se ha estancado por debajo del medio millón de euros en facturación. Hoy, Xkelet opera en mercados como EEUU, Corea del Sur, Australia, Nueva Zelanda, Ucrania y Hungría, e intenta expandirse en países americanos y asiáticos.
"El Covid ha afectado al área hospitalaria y nos ha hecho perder cerca de año y medio en nuestra estrategia", lamenta. La firma comercializa un software propio de escaneado y confección de férulas en colaboración con un socio británico que provee las máquinas de impresión en 3D. El programa es compatible con tablets de Apple y Android y cuenta con un margen de error de menos de medio milímetro.
Listo en una hora
Al echar la vista atrás, el empresario recuerda los orígenes del proyecto: "Un compañero se rompió una pierna y empezamos en plan hobby a realizar prototipos. Al final no dejan de ser inmovilizaciones con agujeritos". Eso fue en 2014, al año siguiente registraron la sociedad y en 2018 empezaron la distribución de su alternativa al yeso y el termoplástico.
La agilidad del programa es una de sus ventajas competitivas respecto a otros sistemas de rehabilitación: "Desde que un paciente entra en la consulta, se detecta su problema y se escanean sus extremidades pasan entre tres y cinco minutos. El escaneado dura como máximo 15 segundos". A continuación, la pieza tarda en imprimirse con las prestaciones específicas del usuario entre 30 y 70 minutos. "Somos la empresa que imprime más rápidamente del mundo", declara Tura.
Próximos proyectos
Actualmente, la startup trabaja en la mejora de su software para ampliar su catálogo, pero también tiene la intención de ampliar su negocio. Por un lado, mediante un programa focalizado en la inmovilización de personas con malformaciones difíciles de escanear. "Estamos desarrollando una evolución del programa para hacer capturas de pacientes con problemas de nacimiento por accidente o enfermedad", detalla Tura.
Esta iniciativa se suma a la investigación de mascarillas personalizadas, pensadas para mejorar su eficiencia y garantizar una vida útil mucho más extensa respecto a las quirúrgicas o FFP2. "Se trataría de un producto único, como una pieza de ropa, que cumpliría tres requisitos: sería ergonómica, su filtro funcionaría adecuadamente y además sus filtros se podrían reutilizar". Ambos proyectos cuentan con una subvención del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), dependiente del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.