El Museo Hermitage ha felicitado la aprobación por parte del Puerto de Barcelona de una concesión que allana el camino para el proyecto que tiene la institución rusa en la ciudad, que ha valorado la luz verde de la autoridad portuaria como un “impulso” y un “paso adelante” en el desarrollo del “punto de encuentro internacional” artístico y cultural que tiene planeado.
El Ayuntamiento pidió este martes “más tiempo” para valorar el proyecto, en el marco de una estrategia para aguardar el relevo de la actual presidenta del Puerto, Mercè Conesa, por el de un nuevo responsable --posiblemente el ya exconsejero Damià Calvet-- del que el Gobierno municipal espera que pueda ser más tibio con la oferta del Hermitage. Sin embargo, Conesa se ha adelantado con la aprobación, este mismo miércoles, de dicha concesión.
Una inversión de 50 millones
La sucursal barcelonesa del Hermitage, cuya sede en San Petersburgo es el segundo mayor museo del mundo, supondría una inversión de más de 50 millones de euros y aspira a generar “un nuevo polo de dinamización cultural, económica y social”, según han explicado sus responsables en un comunicado.
Mikhail Piotrovsky, director del Museo Hermitage Estatal de San Petersburgo, ha celebrado en el comunicado la decisión del Puerto, que considera “un paso más hacia la construcción de un maravilloso nuevo edificio”. Un espacio que, según asegura, “actuará como puente de intercambio cultural entre San Petersburgo y Barcelona, entre Barcelona y el Hermitage” y promoverá el “entendimiento cultural entre ambos.”
Puente entre Rusia y Barcelona
El Hermitage pretende hacer de su centro en Barcelona, que debía dirigir el fallecido Jorge Wagensberg, creador del CosmoCaixa, un espacio que aúne el atractivo mediterráneo de la ciudad con el bagaje artístico y cultural del museo ruso, que dispone de 3,2 millones de piezas en San Petersburgo.
El edificio tendrá una superficie útil de 12.930 metros cuadrados, con una ubicación en principio prevista en la plaza Rosa dels Vents. El arquitecto Toyo Ito, quien lo concibió, ha subrayado que su proyecto tienen en cuenta las “valientes estrategias para el cuidado del medioambiente de Barcelona”. El espacio quiere ser más que un equipamiento cultural para ser también un punto de referencia medioambiental en el que “se intercambien pensamientos y reflexiones de gente de todo el mundo”. “Deseamos que sea motivo de orgullo para la ciudad de Barcelona”, ha destacado Ito.