El turismo regresa, de forma lenta, pero todo está preparado para que recupere posiciones. ¿Las mismas que antes del inicio de la pandemia? Será distinto, "debe ser distinto", pero con una mejor oferta en el caso de España y de sus dos grandes ciudades, Madrid y Barcelona. Ese ha sido el mensaje del alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y el exalcalde de Barcelona Jordi Hereu, que han defendido que las dos ciudades colaboren a través de un paquete turístico común, para que cada una de ellas complemente su oferta turística: “Un dos por uno”, en palabras de Hereu.
Almeida y Hereu han abordado el futuro del turismo en un debate organizado por el Grupo Hotusa, a través de su presidente, Amancio López Seijas, que ha destacado una de las principales características de España: “Es difícil encontrar un país con dos grandes ciudades del atractivo de Madrid y Barcelona, con sus áreas de influencia, y con un turismo diferencial que las hace únicas”.
"Seguridad sanitaria"
El turismo urbano constituía, antes de la pandemia, la mitad de todo el turismo internacional. Es decir, la búsqueda de experiencias urbanas es lo que mueve a la mayoría de visitantes, un fenómeno que ha ido creciendo en el último decenio. De ello se ha aprovechado Barcelona, justo después de la celebración de los Juegos Olímpicos en 1992. Ahora, con las calles todavía desiertas de turistas internacionales y a la espera de que la Unión Europea garantice la “seguridad sanitaria para este mismo verano”, como ha pedido Jordi Hereu, las dos grandes ciudades de España podrían establecer acuerdos para aprovechar sinergias y, al mismo tiempo, para superar prejuicios y diferencias políticas.
Esa ha sido la petición de Bieito Rubido, exdirector del diario Abc, que ha moderado el debate organizado por Hotusa. Y el guante lo ha recogido Hereu, y lo ha asumido también Almeida. Las diferencias en el mercado turístico son grandes. Madrid recoge hasta cuatro millones de turistas nacionales cada año, mientras que Barcelona apenas logra un millón y medio. Esa es la diferencia de Madrid, que distribuye esos cuatro millones de turistas españoles, por otras latitudes, principalmente Andalucía. Barcelona, en cambio, es la ciudad española con mayor turismo internacional, que es, precisamente, el que ahora se echa de menos.
Gobernanza del turismo
Hereu, que ha trabajado como consultor en ese campo, tras dejar la alcaldía, y antes de acceder a su actual cargo de presidente de Hispasat, ha insistido en que lo importante ahora, cuando se supere la pandemia, es “gobernar el fenómeno del turismo entre la ciudad y el propio sector”, dejando en un segundo plano la insistencia en la promoción, que había sido la característica en los últimos años. Se trata, a su juicio, de fijar con más criterio los flujos turísticos y “trabajar” en mercados como el asiático. El argumento es que esos turistas que se suben a un avión durante 12 o 13 horas lo que quieren son “experiencias diferenciales” y eso lo pueden ofrecer las dos ciudades. “Hay que empaquetar un dos por uno”, ha insistido Hereu.
Almeida ha asumido el reto, al destacar que Madrid ya ha comenzado el despegue, que significará la nueva edición de Fitur. Almeida ha admitido que Madrid ha tenido un problema que Barcelona supo superar, con el impulso del Consorcio Turisme de Barcelona. La gobernanza con la entrada del sector privado, junto a la Administración, ha sido la clave del éxito de la capital catalana. Almeida cree que con la formación del nuevo gobierno de la Comunidad de Madrid esa cuestión debe ser central.
Segmentar el flujo de turistas
El turismo se adaptará a los cambios, tras la pandemia, según Hereu. Pero el exalcalde de Barcelona se ha mostrado crítico con el movimiento “minoritario” que existe en la capital catalana en contra del turismo. “Ahora, con la pandemia, los turismofóbicos han visto cumplido su sueño y creo que no les ha gustado”, ha asegurado, en relación a una ciudad vacía de turistas, sin vida, en los meses más duros de la pandemia.
El reto, en todo caso, pasa por la “digitalización”, por “segmentar” el flujo de turistas, para saber qué experiencia les motiva, y ofrecer esa “diferenciación” al mundo. Almeida ha ofrecido los números de un mercado que debería centrar la atención de España. Los chinos que viajan por todo el mundo ascienden a unos 140 millones. De ellos, solo pasan por España unos 400.000. Y, además, los asiáticos viajan, fundamentalmente, para comprar. “Está claro que, aunque ya se trabajaba en ello antes de la pandemia, ese mercado debe centrar nuestros esfuerzos”, concluye Hereu.