Un consorcio formado por ACS y OHL peleará por resolver un problema que ha bloqueado uno de los principales proyectos de infraestructuras en EEUU que se construyen en la actualidad: una línea de metro ligero en el Estado de Maryland, cuyas obras acumulan un notable retraso debido a los numerosos pleitos suscitados entre el contratista inicial y la Administración.

La situación ha llegado a tan extremo que el contrato para el diseño y la construcción de la llamada línea púrpura del metro ligero de Maryland tuvo que ser resuelto anticipadamente a finales del pasado año, tres años después de ser adjudicada a un consorcio liderado por el grupo estadounidense Fluor.

4.600 millones

El contrato, valorado en 5.600 millones de dólares (algo más de 4.600 millones de euros al cambio actual), incluía el diseño y construcción de una línea de metro ligero con una extensión de 16 millas (algo más de 13 kilómetros) con un total de 21 estaciones. Poco después de iniciarse, los trabajos comenzaron a acumular notables retrasos, que dio lugar a que el proyecto comenzase a cargarse de sobrecostes.

Las repetidas acusaciones entre el contratista y el Departamento de Transportes de Maryland, estado fronterizo con Washington D.C., capital de EEUU, terminaron en los tribunales, con reclamaciones de compensaciones que alcanzaron los 800 millones de euros.

Contrato resuelto

Mientras tanto, los trabajos se detuvieron de forma definitiva el pasado verano, mientras se resolvía el conflicto en los tribunales.

La solución se alcanzó el pasado mes de noviembre con un acuerdo que desbloqueó la situación al resolver el contrato pero generó una situación de urgencia a las autoridades de Maryland, que tuvieron que poner en marcha de forma acelerada un proceso de selección para encontrar una nueva empresa que concluyera las obras.

Preselección

Para este proceso, ACS y OHL decidieron unir fuerzas con la conformación de un consorcio en el que participan Dragados USA y OHL USA, que presentó en tiempo récord una de las propuestas para hacerse con el nuevo contrato.

Hasta el Departamento de Transportes del estado norteamericano llegaron cinco ofertas, de las que tres ya han sido preseleccionadas, entre ellas la de los grupos españoles. Se espera que la decisión final llegue antes del próximo verano, dado que la intención de las autoridades es que el nuevo sistema de transporte público esté ya en funcionamiento en 2023.

Drenaje, puentes y convoyes

Los trabajos que han quedado pendientes de resolver por el contratista inicial incluyen la construcción de pasos elevados, así como la elaboración de los sistemas de drenaje de agua para evitar que las tormentas extremas que se dan en ocasiones en la zona bloqueen el sistema.

El nuevo contratista también tendrá que ocuparse de la pavimentación y la construcción de las centrales y unidades eléctricas asociadas a la infraestructura. También quedó pendiente el encargo de las máquinas y convoyes que circularán por la nueva línea de metro ligero.

Rivales locales

El objetivo de la línea púrpura es descongestionar el tráfico en la zona. Los cálculos del proyecto estiman que la puesta en servicio del nuevo sistema llevará consigo la reducción de unos 17.000 vehículos en las carreteras, lo que también contribuirá a a la reducción de emisiones contaminantes y la mejora del medio ambiente.

Para hacerse con el contrato, el consorcio español competirá con el grupo estadounidense Halmar International y una alianza por las también locales Tutor-Perini y Lunda.