MRW ha decidido abandonar sus oficinas centrales ubicadas hasta ahora en L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona), en el número 163 de la Gran Via. El grupo logístico ha escogido como su nuevo emplazamiento el polígono Mas Blau, en El Prat de Llobregat (Barcelona), una sede de dimensiones más adecuadas a una estructura que integrará el teletrabajo aplicado por la pandemia. El cambio no debería tener mayor transcendencia, pero el deterioro de las relaciones laborales en el grupo ha propiciado otra crisis interna tras los primeros despidos que se han producido.
Así lo han avanzado fuentes sindicales a Crónica Global. Los portavoces del grupo han declinado comentar los motivos que les han llevado a mudarse. Ni siquiera confirman el traslado, aunque en su web corporativa ya aparece, junto a la dirección de las oficinas de Coslada en Madrid, la nueva ubicación de la sede en el número 12 de la calle de la Selva, en el parque de negocios del Baix Llobregat. Cabe tener en cuenta que su antigua sede, propiedad de los antiguos dueños de MRW (la familia Rillo), ha sido arrendada por Prensa Ibérica para ubicar a los empleados de El Periódico y Sport.
El ahorro del teletrabajo
Según fuentes sindicales, la decisión del grupo se debe a la voluntad de ahorrar costes a través del menor gasto en las instalaciones que permite el teletrabajo. Y es que, como muchas otras, la empresa ha constatado durante la pandemia de coronavirus que la no presencialidad ha funcionado con resultados satisfactorios. Esto propicia que, en lugar de alquilar un inmueble con capacidad para albergar a 200 trabajadores, MRW arriende unas oficinas para 60 personas en los alrededores de Barcelona.
Aplica una fórmula de teletrabajo combinado. Es decir, se establecerá una rotación entre todos los trabajadores de las oficinas para estar unos días en casa y otros en la sede. Por ahora, la situación epidemiológica provoca que el grueso de estos trabajadores se quede en casa.
Temor a los despidos
Más allá de la transformación que permite el teletrabajo en muchos entornos laborales, la nueva hoja de ruta del grupo ha encendido las alarmas de los trabajadores. Temen que el teletrabajo combinado sea una treta para aplicar un ajuste de plantilla encubierto en el que, al final, se prescinda de un gran número de empleados en la sede catalana.
El hecho de que MRW haya prescindido de siete empleados en las últimas semanas, todos ellos con despidos organizativos al alegar que desaparecen sus puestos de trabajos (se trata de conserjes, personal de mantenimiento, directores de departamento y personal de informática) da alas a esta teoría. Más, cuando los representantes de los trabajadores justifican que la empresa tenía capacidad para reubicarlos en otros emplazamientos del grupo. Especialmente en el centro logístico, ya que hacer lo propio en el resto de operativa de la red catalana es complicado porque opera bajo el modelo de franquicias. También se debe tener en cuenta que una de las personas a las que se le ha rescindido el empleo es representante de los trabajadores, hecho que impediría la fórmula elegida.
Cuentas de 2020
Además, los sindicatos de MRW temen la publicación de las cuentas de 2020. Aseguran que el año pasado se llegó a máximos de trabajo, ya que el confinamiento domiciliario disparó las compras online y, como consecuencia directa, la necesidad de reparto. Pero desconfían de que el incremento de facturación no tenga un impacto equitativo en el resultado final del ejercicio por las minusvalías que se apliquen en la cuenta de resultados. Hecho que justificaría la necesaria reducción de plantilla.
Los trabajadores exigen un encuentro con la dirección del grupo que les brinde las garantías necesarias de continuidad en los puestos de trabajo. Con todo, no han recibido una comunicación satisfactoria. Persiste de este modo el ambiente de crisis laboral en el grupo de paquetería.