Las reformas exigen una presión constante, pero uno de los actores ha desaparecido. Los expertos en el debate territorial lamentan que Cataluña se haya apartado, con una apuesta en los últimos años por la vía “unilateral”. Y ello ha provocado un problema para la propia comunidad. “Cataluña se perjudica y daña al resto de autonomías”, en palabras de Francisco Pérez, catedrático emérito de Análisis Económico en la Universidad de Valencia y director de investigación del IVIE, el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas.
En un momento en el que el propio estado de las autonomías está en crisis, con dos pulsiones que se mantienen a la vez –recentralización y separatismo—Cataluña no quiere participar en las reformas pendientes, a juicio del director del IVIE. Y los retos son mayúsculos. En un debate sobre el modelo territorial español, organizado por el Cercle d’Economia, Pérez ha reclamado reorientar desde el modelo de financiación autonómica hasta la Agencia Estatal de Administración Tributaria, para que no se acentúe las diferencias existentes. “En realidad en España hay hasta tres estados de bienestar, teniendo en cuenta la financiación de los servicios públicos: las comunidades forales, con un 60% más de recursos per cápita que la media, y diferencias entre las autonomías de régimen común de hasta el 30%”, ha señalado Francisco Pérez.
Competición entre Madrid y Barcelona
El estado de las autonomías, que buscaba un equilibrio entre autonomía y equidad, sufre una profunda crisis. Jacint Jordana, catedrático en Ciencia Política de la Universitat Pompeu Fabra, ha señalado que el problema se acentuó cuando el Estado apostó por Madrid para lograr que fuera una gran ciudad global. Y que el proceso independentista en Cataluña se puede explicar como una respuesta para defender Barcelona de ese proceso.
Esa idea va en línea con lo defendido por el IVIE, que dirige Francisco Pérez, que ha analizado cómo Madrid ha concentrado un poder público, pero también privado, que perjudica al resto de autonomías. Según ese análisis, el sector público del Estado contrata desde Madrid “hasta el 87% de los servicios a empresas que tienen su sede en Madrid, a empresas catalanas el porcentaje es del 5%, y de Valencia el 3%”. Eso define una concentración de poder, con una aglomeración de agencias estatales en la capital española, que perjudica no sólo a comunidades como Cataluña, sino al resto de autonomías.
¿Y los fondos europeos?
Francisco Pérez ha admitido que ese análisis no ha gustado en Madrid, pero ha insistido en que la descentralización real no se ha logrado con el estado de las autonomías y que hay “fuertes resistencias”.
En el debate también ha intervenido el director adjunto de La Vanguardia, Enric Juliana, que ha proyectado un debate sobre los fondos europeos, con la posibilidad de que “sean las grandes empresas y las empresas de consultoría, radicadas en Madrid, las más beneficiadas por esos fondos”.
Lo que está en juego es una gran polarización y mayores desequilibrios en el conjunto de España, teniendo en cuenta que las políticas internas para dar más oportunidades a los diferentes territorios han sido “prácticamente inexistentes”, a juicio de Francisco Pérez. Sí han sido más relevantes los fondos estructurales europeos, pero “con resultados pobres”, en cuanto a la convergencia entre autonomías. Han servido, eso sí, para “el crecimiento”, pero no para esa “convergencia”.