Las cementeras catalanas registraron el año pasado una caída del consumo doméstico del 10,6% como consecuencia directa del Covid-19. Según Ciment Català, los fabricantes produjeron tres millones de toneladas, de las cuales solo se consumieron dos millones. Este mínimo histórico no se alcanzaba desde el año 1968.
La paralización de las licitaciones y de la construcción de vivienda están detrás de este recorte del consumo interno. En este contexto, la patronal pide un esfuerzo al sector público para afrontar con garantías este 2021. "Si las Administraciones públicas no dan un impulso efectivo a la licitación de nuevas infraestructuras, la continuidad de la actividad en la industria del cemento quedará muy amenazada", ha declarado Salvador Fernández Capo, presidente de Ciment Català.
Políticas de vivienda
En concreto, la entidad pide nuevas políticas de vivienda para recuperar la actividad económica, así como una estrategia de renovación ambiental y sostenible del parque de vivienda catalán. Ciment Català recuerda que el 70% de los inmuebles de la comunidad son anteriores a 1980 y no cumplen las normas de aislamiento, sostenibilidad y eficiencia energética.
En la medida en que se fomente la demanda interna, a través también de la licitación de obra pública, se podrá reimpulsar la industria del cemento. Una industria que, en palabras de Fernández, es clave para generar empleo. "La construcción es el sector que más rápidamente genera ocupación y actividad económica, con una media de creación de 14 puestos de trabajo por cada millón de euros invertido", ha afirmado el presidente de la patronal.