La ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, deberá afrontar la caída de la recaudación fiscal / EP

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La recaudación fiscal cayó más de un 8% aun con ingresos extra

El impacto de los cambios normativos en 2020 arroja un resultado positivo superior a 2.400 millones, descontados los negativos de las medidas antiCovid-19

20 enero, 2021 00:00

La crisis provocada por la pandemia del coronavirus menguó en algo más de un 8% la recaudación tributaria en 2020 en relación con el año anterior. A falta de conocer las cifras definitivas, a falta del balance oficial de diciembre, las estimaciones apuntan a un descenso de dimensiones históricas, aunque compensado en parte por el impacto de los cambios normativos, que se cifran en algo más de 2.400 millones de euros y han evitado males mayores.

En cualquier caso, la evolución habrá sido algo peor de lo previsto por el Gobierno, que esperaba partir de un descenso en torno al 7% en la recaudación para enfilar 2021, en el que los ingresos tributarios tendrán un papel fundamental, dado que los Presupuestos Generales del Estado aprobados a final de año por el Congreso presentan una cuantiosa subida del gasto público.

Devoluciones extraordinarias

A falta de consignar los datos de diciembre, la caída de la recaudación se situaba en algo más de un 9% en relación con el mismo periodo de 2019. El efecto positivo bruto de los cambios normativos y de gestión se eleva hasta cerca de 3.600 millones de euros, lo que ha contribuido a reducir el agujero provocado en la recaudación tributaria por el fuerte impacto del Covid-19 en la actividad económica y, por consiguiente, en los ingresos fiscales.

Estas cantidades proceden fundamentalmente de las devoluciones extraordinarias en tributos como IRPF, Sociedades, Sucesiones y Donaciones, ya acordadas en 2019 y otras medidas heredadas del ejercicio anterior y que han tenido impacto en 2020.

Medidas antiCovid-19

Parte de esta cifra también procede de sentencias favorables al Estado en diversos pleitos, que han derivado igualmente en devoluciones extraordinarias.

No obstante, el efecto queda en parte compensado por el impacto negativo de las medidas adoptadas en el contexto de la pandemia con el objetivo de tratar de paliar su impacto. Se trata fundamentalmente de moratorias y aplazamientos que la Agencia Tributaria ha ido recuperando de forma progresiva a medida que avanzaba el año e iban venciendo los plazos de estas medidas, la mayoría de las cuales contaban con un carácter transitorio.

Nadia Calviño, vicepresidenta económica del Gobierno, ve peligrar sus previsiones sobre el PIB por el segundo estado de alarma / EP

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Fin de los plazos

Así, al cierre de noviembre el impacto negativo de este concepto en la recaudación total supera levemente los 1.200 millones de euros, una cifra que contrasta con los más de 6.000 millones de euros consignados al cierre de abril en mitad del primer estado de alarma y con las primeras medidas de tipo fiscal recién adoptadas por parte del Gobierno.

Una cuantía que se redujo conforme los aplazamientos tocaban a su fin y los beneficiarios tenían que cumplir con sus obligaciones fiscales.

Hundimiento de Sociedades

En cuanto a las diferentes partidas de ingresos tributarios, la más golpeada con diferencia ha sido la correspondiente al impuesto de Sociedades, con una merma acumulada hasta noviembre del 35% en relación con el mismo periodo del año pasado, lo que en términos absolutos se traduce en unos 7.000 millones de euros menos.

El resto de categorías, IVA, impuestos especiales y otros, ha experimentado una evolución similar, con caídas en el entorno del 12%. El IRPF ha sido la única que ha experimentado un leve repunte, del 1%, aunque será el próximo ejercicio cuando refleje en su totalidad el impacto de la crisis del coronavirus.

Recuperación desde julio

En general, el desplome de la recaudación tributaria alcanzó su punto más elevado el pasado mes de julio, poco después de finalizar el primer estado de alarma. En los siete primeros meses del año, la Agencia Tributaria había ingresado un 12% menos que en el periodo enero-julio de 2019.

A partir de entonces, el descenso se ha moderado de forma paulatina, aunque a un ritmo insuficiente para alcanzar el objetivo del Gobierno.