Entrada de un supermercado de la cadena Caprabo / CAPRABO

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El fundador de Caprabo mantiene su patrimonial en Madrid tras la baja como sicav

La familia Botet asume la gestión de la instrumental después del cambio de estatus pero no abandona la capital de España, en plena polémica por la fiscalidad

28 diciembre, 2020 00:00

Los Botet, cofundadores de la cadena de distribución Caprabo y propietarios de una de las mayores fortunas de Cataluña, se han convertido en el último caso paradigmático de cómo Madrid es capaz de atraer a grandes patrimonios. Los empresarios catalanes han decidido mantener la sede de su sociedad patrimonial Tailorend en la capital de España pese a que ya no cuenta con la condición de sicav, lo que hace que no dependa de sociedades gestoras y depositarias.

Como informó en su día Crónica Global, los Botet ejecutaron tras el verano la baja de Tailorend como sicav, con lo que la sociedad siguió el camino de otras dos de este tipo que estaban bajo el control de la familia. En su formato de sicav, Tailorend se encontraba bajo la gestión de EDM, la firma fundada por Eusebio Díaz-Morera que, aunque cuenta con su sede principal en Barcelona, mantenía registrada la sociedad de los Botet en Madrid.

Traslado habitual

Sin embargo, tras la decisión de que Tailorend pasara a ser una patrimonial de tipo convencional, su gestión volvió a estar por completo en manos de sus accionistas que, por lo tanto, son los que pasan a decidir dónde se establece la sede. Como es habitual en estos casos, el siguiente paso es el traslado del domicilio social de la instrumental, dado que suelen estar registradas en los domicilios de las gestoras.

En el caso de la patrimonial de los Botet, ha habido cambio de domicilio pero no de ciudad. Ya transformada en una sociedad limitada convencional, Tailorend seguirá registrada en Madrid. Es más, ni siquiera se moverá de la vía en la que estaba domiciliada anteriormente, el paseo de la Castellana. Aunque, eso sí, cambia de número.

El debate de la fiscalidad

Este movimiento llega en pleno debate polémico sobre la estrategia de la Comunidad de Madrid para atraer y fidelizar grandes patrimonios a través de una política de rebaja de impuestos que ha sido puesta en tela de juicio por otras Administraciones regionales e incluso también por el propio Gobierno de España.

La batalla por la fiscalidad de Madrid terminó de estallar hace semanas cuando en los pactos entre el Ejecutivo de Pedro Sánchez y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) para el apoyo a los recientemente aprobados Presupuestos Generales del Estado se incluyeron medidas que suponían una subida de impuestos en la Comunidad central.

Paso atrás en las sicav

El hecho que los Botet y otros grandes patrimonios hayan decidido en los últimos tiempos dar de baja sus sicav también está relacionado con cuestiones de impuestos. Los sucesivos gobiernos centrales han reducido de forma paulatina las ventajas que estas sociedades tenían desde el punto de vista fiscal, que constituía uno de sus principales atractivos (pese a que, a la hora de reembolsar el patrimonio, su tratamiento era el mismo que el otros productos de inversión pese a lo manifestado en ocasiones por políticos que criticaban los privilegios de estas sociedades).

Tailorend era la gran sicav que aún mantenían los Botet tras la venta de Caprabo a Eroski en 2007, y con la que gestionaban un patrimonio cercano a los 25 millones de euros.

Operación milmillonaria

Precisamente, su constitución data del año 2008, cuando los principales propietarios de la cadena de distribución de origen catalán, las familias Carbó, Elías y Botet, habían ya acordado un año antes la colocación de una participación mayoritaria a Eroski. Por entonces, se deshicieron de casi dos tercios del capital de la cadena de distribución, lo que les reportó unos ingresos conjuntos de unos 1.000 millones de euros.

La cartera de Tailorend estaba compuesta de forma mayoritaria por activos de renta variable, en su mayor parte cotizados en mercados internacionales. Su mayor posición en la bolsa española era una participación en Inditex, valorada en poco más de medio millón de euros al cierre del primer semestre de 2020.