El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no tiene mucho margen de maniobra. Se debe a las directrices de la Comisión Europea que, esta vez, tiene claro que para superar la crisis provocada por el Covid-19 no se pueden utilizar las recetas de la austeridad, pero que tampoco desea arbitrariedades como un aumento del salario mínimo. El empresariado catalán sigue esos principios y los defiende con claridad, aunque no quiere ahora irrumpir en un debate interno en el seno del Ejecutivo. Lo que sí desea y por lo que quiere pelear es por ayudas directas y generosas a las empresas, a las que sean viables, para que no mueran por culpa del parón económico. Y es es lo que pedirá Foment del Treball ante Pedro Sánchez el lunes en su sede.
La patronal que preside Josep Sánchez Llibre entregará ese día los premios a las mejores empresas y empresarios del año. Y contará con la presencia de Sánchez, que quiere utilizar el evento para apoyar con determinación al tejido económico, con la voluntad de ofrecer confianza a partir de dos cuestiones: España ya cuenta con un presupuesto para el próximo año, con los fondos europeos desbloqueados en Bruselas; y que en pocas semanas se iniciará el proceso de vacunación contra el Covid.
A la espera de un interlocutor en el Govern
Con ello, la recuperación podría ser más intensa de lo que se ha previsto en 2021. Moncloa se brindó desde el primer momento en estar presente en el acto de Foment, y se ha coordinado la mejor fecha para que pudiera asistir. La presencia de Sánchez busca dos objetivos: apoyar y buscar la complicidad de ese empresariado desde el ámbito económico, y también reflejar que se vuelca en la economía catalana, a la espera de que pueda tener un interlocutor en el Gobierno de la Generalitat cuando se celebren las elecciones al Parlament de Cataluña.
El problema, sin embargo, es que para la clase empresarial las desavenencias internas en el seno del Ejecutivo no ayudan a generar un clima de confianza. Josep Sánchez Llibre se ha mostrado contrario al aumento del salario mínimo, sabedor de que los responsables económicos del Gobierno están en esa línea, mientras que Pablo Iglesias, el socio de Sánchez, reclama un aumento significativo.
Un plan de choque
Pese a todo, los empresarios catalanes respiraron más tranquilos desde que Sánchez ha encauzado los presupuestos. Se consideraba una cuestión vital. Y el problema no lo centran tanto en esas medidas --el salario mínimo-- como en la falta de un paquete económico ambicioso que ayude de forma directa a las empresas, las que no podrán aguantar mucho más, con el nuevo parón que se dibuja en el horizonte por el aumento de infectados de coronavirus.
La preocupación es máxima porque, a diferencia de países como Alemania, esas ayudas directas, que se han anunciado --a bares y restaurantes, pero también a la hostelería-- no se concretan todavía a causa de esas diferencias internas en el Ejecutivo. “La situación es grave y hace falta desbloquear ese plan de choque”, señalan fuentes patronales.
¿Golpe de timón?
Sánchez conoce ese estado de ánimo y la situación complicada de miles de empresas. Pero, antes de cualquier actuación, debía atar la aprobación de los presupuestos. Ahora ya los tiene, a falta de una última votación en el Congreso que podría tener lugar el 23 de diciembre. También se ha habilitado el 29 de diciembre para cerrar las cuentas de forma definitiva.
Y, a partir de ahí, se puede abrir una nueva etapa muy diferente, con un golpe de timón del presidente del Gobierno, que le lleve a profundizar en medidas económicas de choque, con la utilización de los distintos fondos europeos.
Congelar el salario mínimo
Un experto consultado señala que, respecto al gasto sanitario, España podría acogerse al MEDE, un fondo que dispone de 250.000 millones de euros, y que está condicionado únicamente a que los recursos que se tomen se dirijan de forma exclusiva al ámbito sanitario. En el caso de los fondos SURE, para financiar los ERTE, España puede disponer de hasta 21.000 millones. Por ahora, ya ha podido disponer de hasta 10.000 millones de euros.
Foment quiere que el acto del próximo lunes se convierta en un espaldarazo del presidente a las tesis empresariales, con la idea de que sin empresas no hay economía. Y Sánchez necesita, también, fijar una posición clara para que el Gobierno pueda actuar con una sola voz, a pesar de la presión que ejerce cada día Podemos, a través de Pablo Iglesias y de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. Con Díaz, precisamente, Foment mantiene una excelente relación, pero no se entiende --indican las mismas fuentes-- que se reclame justo ahora ese aumento notable del salario mínimo. Podemos propone un alza del 5%, de 950 a 1.000 euros, con el objetivo de aumentarlo más en el horizonte del final de la legislatura. Sánchez y la ministra de Economía, Nadia Calviño, apuestan por congelarlo.