La caótica gestión de la pandemia de coronavirus por parte de la Generalitat ha generado un fuerte malestar en el sector del comercio en Cataluña. Al cerrojazo impuesto el mes pasado en ámbitos como la restauración, la cultura o el turismo, entre otros, y sus consiguientes pérdidas económicas, le siguen ahora los confusos anuncios sobre un plan de desescalada por fases aún inexistente, y que tiene desconcertados a los afectados.

Entre quienes ya han expresado su rechazo a algunas de las medidas que se barajan por parte del Govern figura Barcelona Oberta, una entidad que agrupa a una veintena de ejes comerciales turísticos de la ciudad. Su advertencia, en este sentido, es clara: o la Consejería de Salud tiene en cuenta las demandas de los diversos sectores de la economía, o ésta se hundirá "todavía más".

Clamor por los tests masivos

Así, Barcelona Oberta sugiere a la Generalitat que aplique tests de antígenos masivos a la población como medida de apoyo "para revertir y controlar la situación, y poder garantizar la salud de los ciudadanos con un mínimo de equilibrio con la economía".

La entidad reclama en un comunicado que, "después de seis semanas de restricciones", como mínimo hasta el 6 de enero --día de Reyes Magos--, el comercio y la restauración puedan abrir sus puertas al menos al 50% en su interior y en su exterior, así como evitar el cierre al 100% de los centros comerciales para poder recuperar "un mínimo de facturación con la campaña de Navidad".

Plan no consensuado

Mientras tanto, diversas filtraciones apuntan que la Consejería de Salud baraja un plan de apertura progresiva de las actividades en Cataluña, que empezaría el próximo lunes con la reapertura de bares y restaurantes al 30% de su aforo, tanto en terrazas como en interiores, aunque solo hasta las 17:00 horas, mientras que teatros, cines y salas de concierto podrán reabrir al 50% de su aforo.

La propuesta de Salud no ha sido negociada ni pactada con las patronales Foment del Treball ni Pimec, que han reclamado con insistencia un plan coordinado de salud y economía, y tampoco ha sido anunciada de forma especial --algo que prevé hacer "en los próximos días"--, hecho que propicia la incertidumbre y el desasosiego de los sectores más perjudicados.

Nervios en la restauración

El plan, que el Govern prefiere no llamar "desescalada", ha enervado al sector de la restauración, que asegura que había pactado con la Consejería de Empresa encabezada por Ramon Tremosa la reapertura al 50% y hasta las 23:00 horas, además de poder reabrir las instalaciones deportivas que estén al aire libre al 50%.

La estrategia de Salud, que deberá ser discutida y aprobada en la reunión del comité técnico del Procicat que tendrá lugar entre este miércoles y jueves, se estructura en cuatro tramos de 15 días, y no será hasta el segundo tramo, es decir, hasta el 7 de diciembre, cuando se ampliará el cierre perimetral por municipios en fin de semana, pasando a ser entonces comarcal, mientras que el toque de queda nocturno y el cierre perimetral de Cataluña se mantendrían más allá de Navidad. El toque de queda nocturno seguiría hasta pasadas las fiestas, cuando las reuniones no podrán ser de más de 10 personas y de dos grupos de convivencia como máximo.

Estupor

Incluso el presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona, el independentista Joan Canadell --afín a JxCat--, ha mostrado su sorpresa ante la propuesta de Salud --departamento en manos de ERC--, al considerar que se ha hecho "sin hablar con Empresa", y ve "grave" que ambos departamentos no se hablen "entre ellos".

El presidente de la Federación Intercomarcal de Hostelería, Restauración y Turismo, Pere Santos Buron, cree que aunque el Departamento de Empresa se muestra muchas veces de acuerdo con los restauradores, la consellera Vergés "no escucha" ni atiende las situaciones "dramáticas" que están viviendo las familias del sector.

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