El boquete generado por el Covid en la economía visibiliza más el ascenso meteórico de las empresas que han sabido crear valor en tiempos de penuria. Cellnex Telecom es un ejemplo claro, que ha abierto el apetito de inversores y de fondos que buscan oportunidades de futuro, como Morinvest, la sociedad de participaciones de Alicia Koplowitz. La empresaria ha duplicado su inversión y cuenta con 3,12 millones de euros, frente a los 1,45 millones que tenía en el cierre del segundo trimestre. Con ello, Morinvest dispone ahora del 0,61% de su inversión total en Cellnex, según la CNMV. Pero ¿en qué se basa Cellnex? Surgió en 2015 por medio de un spin off que la desgajó de su matriz y, en apenas un lustro, ha superado en valor a la compañía que la acunó.
La empresa nació de las antenas que tenía desplegadas la concesionaria Abertis, a través de su filial Abertis Telecom. Hoy, Cellnex es el principal operador europeo de infraestructuras de telecomunicaciones inalámbricas, con una cartera de cerca de 61.000 emplazamientos, incluyendo sus previsiones de despliegue hasta 2027. La compañía desarrolla sus actividades en España, Italia, Países Bajos, Francia, Suiza, Reino Unido, Irlanda y Portugal.
Despliegue de fibra óptica
En Francia, concretamente, mediante el despliegue de una red de fibra óptica con Bouygues Telecom, la empresa española conectará torres, emplazamientos y centros de edge computing, clave para el desarrollo del ecosistema 5G. En la misma línea, el pasado julio, Celnex adquirió el 100% de las acciones de la startup finlandesa Edzcom, especializada en soluciones de conectividad focalizadas en el desarrollo e implantación de redes privadas LTE. Este tipo de conectividad también resulta clave para el despliegue del 5G en entornos y complejos, como puertos, aeropuertos o plantas de producción robotizadas.
En España, ya en octubre, Cellnex cerró con Indra la compra del 60% Metrocall, el operador neutro que gestiona y opera las infraestructuras y servicios de telecomunicaciones en el metro de Madrid. Y crece a gran velocidad; la ratio de recursos propios sobre deuda financiera define un horizonte de estabilidad. Es una sociedad de alto valor agregado, cuyo futuro financiero depende de dos guarismos: el precio de sus acciones en bolsa y el tipo de interés en el mercado bancario. Pero, en cualquier caso, debajo de la incandescencia de los flujos de dinero, Cellnex presenta una realidad industrial envidiable.
El negocio de Cellnex se estructura en cuatro grandes áreas: servicios para infraestructuras de telecomunicaciones, redes de difusión audiovisual, servicios de redes de seguridad y emergencia, y soluciones para la gestión inteligente de infraestructuras y servicios urbanos (smart cities e Internet de las Cosas --IoT--).
Los accionistas de referencia
La ampliación de capital de 4.000 millones de euros de Cellnex, lanzada el pasado verano, ha sido cubierta en su totalidad por sus accionistas de referencia, liderados por la sociedad italiana Edizione. Esta última mantiene el 13,9% en el capital de la teleco, seguida de participaciones muy inferiores del Canadian Pensión Plan, el fondo soberano de Abu Dabi (Adia), Criteria Caixa Corp y Wellington, el fondo dirigido por John C. Bogle, expresidente de Morgan Stanley; y también de Blackrock, Norges Banc, GQG Partners, FMR, y de firmas patrimoniales, como Morinvest, la sociedad de participaciones de Alicia Koplowitz.
La concesionaria italiana Atlantia tiene firmado con Edizione un contrato de novación de un acuerdo de coinversión en Cellnex por el que amplía en un año su opción de recompra del 6% del capital de la compañía de infraestructuras de telecomunicaciones, tal como figura en la web de la CNMV. El dato resulta relevante si se tiene en cuenta que Atlantia es propietaria del 50% de la concesionaria española Abertis, la antigua matriz de Cellnex.
¿Guerras por el control?
Como suele decirse en los mercados al contado, en Cellnex todo el pescado está vendido. No hay cambios accionariales de gran calado a la vista; las guerras por el control están hoy descartadas y además sus accionistas institucionales han acudido a la ampliación basándose en estrictos criterios de rentabilidad. La demanda de los inversores en esta última apelación al mercado superó 46 veces la oferta de nuevas acciones. Y no estamos hablando de operaciones a plazo; las acciones de Cellnex no son el café de Hamburgo ni el azúcar de Magdeburgo en los años de guerra. Son dinero contante y sonante gracias a la alta liquidez que ofrecen los títulos de la compañía. Las emisiones de Cellnex Telecom mantienen el rating investment grade (grado de inversión) favorable de las agencias de calificación Fitch y de S&P.
En el período enero-septiembre 2020, los ingresos de Cellex ascendieron a 1.149 millones de euros (+53%) y su Ebitda creció hasta los 838 millones (+68%), tras consolidar las adquisiciones llevadas a cabo en 2019 y en los primeros meses del corriente. El resultado neto fue negativo en 84 millones de euros por el efecto de las mayores amortizaciones y costes financieros, asociados al intenso proceso de adquisiciones. Franco Bernabè, presidente de Cellnex, destaca “los buenos indicadores del grupo en un contexto marcado por la disrupción social y económica a consecuencia de la crisis del coronavirus” y agradece “la confianza de los accionistas a la hora de cubrir con creces la última ampliación de capital”.
En la órbita de los Benetton
Cellnex no blanquea sus cuentas en los road show de la inversión profesional; expone su alta velocidad de amortización y no promete un dividendo generoso. Penaliza al accionista a cambio de tener un balance equilibrado y no ofrece la alegre contabilidad creativa de algunas competidoras del sector. En la filosofía de esta empresa vale el dicho de que los pasivos altos no conducen al éxito: la deuda neta de Cellnex alcanza hoy los 3.776 millones de euros, frente a los 3.938 millones a cierre de 2019.
Edizione, el primer accionista de la teleco, está en la órbita de Benetton, uno de los núcleos familiares que, junto a los Agnelli, Rumitti, Olivetti y otros, robustecieron la apuesta industrial de Italia en el último tercio del siglo pasado. Benetton, que detenta el control indirecto de Cellnex, forma parte del tronco sobre el que nació la teleco española, un cruce de caminos entre las concesionarias, Abertis y Atlantis. En último término, Cellnex significa para los Benetton la punta de un iceberg digital con expectativas de crecimiento en los próximos años. A 30 de septiembre, el 65% de los ingresos y un 73% del Ebitda de Cellnex se generaba fuera del mercado español.
Desde que Abertis segregó su filial y la lanzó a bolsa bajo el nombre Cellnex, la inversión acumulada la ha convertido en la primera empresa de su sector de Europa con más de 60.000 antenas. Su capitalización bursátil en el Ibex está por encima de compañías tan consolidadas como Endesa, Naturgy, BBVA, Telefónica, Ferrovial, Caixabank y ACS. Muy recientemente, la teleco ha anunciado la inminente compra de Hutchison en Italia, valorada en 10.000 millones de euros. Cellnex cotizaba a 14 euros la acción hace tres años y hoy registra un precio de 54 euros; el mercado manda, aunque la mercancía digital intangible de Cellnex no son las cosechas del Nilo en tiempos de José el Egipcio, consejero financiero del faraón. En el siglo XXI, la invisibilidad de la mercancía es uno de los acicates de la inversión.
Monetizar las infraestructuras
El descuento es un precio futuro estimado que se paga hoy, y que el mismo mercado se encarga de confirmar o corregir. Lo relevante en este caso es que Cellnex tiene balance; no es ninguna Gowex, la trampa letal de la última década. La vertiginosa capitalización de Cellnex viene acompañada de un crecimiento en términos de ingresos y de Ebitda; el dato que mejor sostiene el análisis de sus fundamentales “es su inversión con presencia en siete países, lo que la ha convertido en palanca en el sector de las torres de telecomunicaciones en Europa”, según un reciente análisis de Morgan Stanley (Global Towers: 5G and Tower Monetization Driving Value Creation). Por su parte, JP Morgan Cazenove apunta que la empresa está sometida a un “rally bursátil centrado en su consolidación, como una forma de monetizar las infraestructuras”.
La consultora norteamericana advierte de que las potenciales “fusiones de las nuevas telecos se descuentan hoy, sí o sí, en bolsa”. Pero los consultores especializados en el sector saben que los mentideros están llenos de brókeres que juegan con el dinero de los demás. “La realidad solo se agiganta con los hechos en las salas de los consejos de administración”, según un principio muchas veces repetido por André Kostolany, el inversor húngaro, afincado en París, que asombró al mundo mucho antes de que apareciese Georges Soros.