ACS cerró los nueve primeros meses del año con un beneficio de 477 millones de euros, lo que supone una caída del 37,9% en relación con el mismo periodo de 2019. El principal impacto negativo ha sido, una vez más, la contribución de su participada Abertis, afectada por la notable caída de los tráficos en todos sus mercados debido a las restricciones a la movilidad causadas por la pandemia del coronavirus.
El efecto de la crisis también se ha dejado sentir en el resto de las áreas de negocio del grupo, aunque el recorte del beneficio hubiera sido de un 15,7% si se excluyera la aportación de la concesionaria de infraestructuras.
Actividades esenciales
El impacto se ha dejado sentir con mayor fuerza en el negocio de servicios y algo menos en actividades como construcción, servicios industriales y minería, por su consideración de esenciales durante el estado de alarma en España.
En cuanto a las ventas, ACS registró una facturación de 27.204 millones de euros, un 5,5% menos que hace un año. La caída del resultado bruto de explotación fue del 17,1%, cifra que se reduce al 7,4% una vez excluido el efecto extraordinario de Abertis.
Ajustes en la cartera
La cartera de ACS se situaba, a septiembre de 2020, en 73.494 millones de euros, un 5,3% menos que el año pasado debido al impacto del tipo de cambio, principalmente del dólar americano, que se ha devaluado un 8%. Ajustado por este efecto divisa, la cartera total del grupo se mantiene prácticamente estable respecto al año anterior.
Mientras, la deuda neta total es de 3.448 millones de euros, (1,3 veces el Ebitda), un 179% superior a la del cierre del tercer trimestre de 2019, tras haber afrontado los pagos derivados de la salida de BICC por parte de su filial australiana Cimic, incrementar el volumen de inversiones operativas y financieras y aumentar la autocartera "aprovechando la volatilidad del mercado de capitales".