El mercado de renta fija proporciona al Gobierno casi todas las escasas buenas noticias que llegan desde el ámbito económico. La escalada alcista de los precios de la deuda, alimentada por las masivas compras de deuda soberana a cargo del Banco Central Europeo (BCE), ha rebajado el interés del bono a 10 años a sus mínimos de los últimos 12 meses. Durante la sesión de este lunes, el bono de referencia español ha llegado a registrar una rentabilidad inferior al 0,14%, un hecho inédito desde los primeros días de octubre de 2019.
Sin duda, un soplo de aire fresco, especialmente si se tiene en cuenta que España batirá todos los registros de deuda pública debido a las emisiones extraordinarias que ha tenido que llevar a cabo durante 2020 para financiar los gastos para salir las consecuencias de la crisis del coronavirus.
Aliviar la factura
Las previsiones que el Gobierno actualizó la pasada semana, cuando el Consejo de Ministros aprobó el nuevo cuadro macroeconómico, apuntan a que la deuda pública cerrará el año en cifras equivalentes al 118% del Producto Interior Bruto (PIB); en términos absolutos, la cifra supera los 1,3 billones de euros.
Sin embargo, el comportamiento de los mercados de renta fija aliviarán un tanto la factura en lo que al coste de la deuda se refiere. Y todo apunta a que el escenario no va a variar en los próximos meses, dado que el BCE está dispuesto a continuar con las compras de bonos el tiempo que sea necesario para evitar cualquier tipo de tensión que derive en una crisis de deuda.
Bajada de un punto en seis meses
En las últimas tres sesiones, la rentabilidad del bono español a diez años se ha reducido media décima, un ritmo más que notable que viene a ilustrar el efecto que ha tenido en los mercados la actuación decidida del organismo emisor.
Hace apenas seis meses, el interés del bono español de referencia se situaba un punto por encima del actual, en el entorno del 1,15% (por entonces, el BCE todavía no había echado el resto con la “barra libre” de liquidez). Con esos tipos, el coste de la creciente deuda pública se hubiera ido a finales de año muy por encima de los 30.000 millones de euros.
Lejos de mínimos históricos
En cambio, los cálculos del Tesoro Público apuntan a que 2020 se cerrará con un tipo medio en mínimos históricos, por debajo del 2%, gracias a que la trayectoria de los bonos en el mercado de renta fija han hecho posible que las emisiones extra de deuda que ha tenido que realizar el Estado se hayan colocado con facilidad y con intereses muy competitivos.
Aún están lejos los mínimos históricos de rentabilidad del bono a 10 años, alcanzados en agosto del pasado año, con un tipo en el entorno del 0,025%.
Un problema estructural
En cualquier caso, esta circunstancia no representa sino un mal menor para un escenario de elevada deuda que amenaza con perpetuarse y sobre el que ya han alertado los expertos. Los estímulos para allanar el camino de la recuperación no van a durar eternamente y los cálculos de entidades como la Airef apuntan a que a España le quedan por delante al menos dos décadas de deuda por encima del 100% del PIB.
Y eso, siempre y cuando se realicen esfuerzos de consolidación fiscal que los gobiernos de la nación no han estado dispuestos a hacer en los últimos años, ni siquiera en tiempos de bonanza económica.