El independentismo intenta por todas las fórmulas posibles que el gigante bancario resultante de la futura fusión entre Caixabank y Bankia tenga su sede en Cataluña. El último representante del movimiento secesionista en reclamar este hecho ha sido Joan Canadell, presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona, a través de su estrategia habitual: haciendo gala de su sentimiento nacionalista e instando a la financiera catalana a que haga lo mismo. 

Canadell ha expuesto en un comunicado remitido a Efe que los órganos de decisión de la compañía "se deberían mantener lo más cerca del origen de la entidad". La unión de ambas entidades bancarias debería servir, en su parecer, para "reforzar el arraigo de Caixabank en Cataluña, así como para acercarse más a la sociedad catalana, sobre todo a la pequeña y mediana empresa".

Supuesta 'operación de Estado'

El presidente de la Cámara de Barcelona ha defendido, a través de su perfil personal en Twitter, la tesis de que las negociaciones entre las financieras son una especie de conjura orquestada desde Madrid para acabar con la supuesta catalanidad de Caixabank. "Si se confirma la fusión será un paso más para concentrar el poder en Madrid y alejarse de los orígenes catalanes", ha escrito a pesar de que ninguna de las dos bancas tiene su sede en la capital española.

Pero va incluso más allá: asegura que "es cuestión de tiempo que La Caixa sea plenamente españolizada para siempre". Argumenta el independentista que el Estado utilizará su participación accionarial en Bankia o cualquiera de sus "herramientas múltiples" para conseguirlo, a pesar de reconocer que la Fundación La Caixa es el socio principal de Caixabank. Y clausura su exposición asegurando que la Cámara de Barcelona, como fundadora de La Caixa, se opone a la creación del mayor banco español --aunque, por otro lado, pida que su sede esté en Cataluña--.

"Nunca debió haberse ido"

El también administrador de la pyme --por volumen de ventas-- Petrolis Independents ha destacado que la entidad presidida por Jordi Gual "nunca tenía que haberse marchado" de Barcelona y reclama que aproveche su fusión con Bankia para volver. Nada dice, sin embargo, de las razones que forzaron a Caixabank a abandonar su sede social: se trasladó a Valencia en 2017 a consecuencia del impacto del procés en su negocio.

Tanto la financiera de la Fundación La Caixa como la originada a partir de la unión de varias cajas de ahorros españolas están registradas en la ciudad del Turia, un hecho que indica la alta probabilidad de que la nueva entidad sea registrada en ella. El presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, ya ha dejado claro que también es este su deseo, después de que varios representantes del Govern catalán reclamaran la sede del gigante bancario.