La economía española perdió una media de algo más de 725 millones de euros cada día que vivió bajo el estado de alarma decretado por el Gobierno a mediados de marzo para detener el avance del coronavirus. La cifra supera aproximadamente en un 75% la cantidad destinada a diario a cubrir el coste de las pensiones públicas.
El gasto en pensiones sube un 0,1% en junio / EP
El repunte de infectados por Covid-19 en España desde que se instauró la llamada “nueva normalidad” ha elevado la preocupación en las autoridades sanitarias y también en el seno del Gobierno, que ya no descarta por completo tener que adoptar medidas más estrictas, incluido un nuevo periodo de reclusión, para impedir que la situación en los hospitales se agrave como sucedió meses atrás.
El mazazo de otra reclusión
Una circunstancia que, de llegar a producirse, asestaría un mazazo de dimensiones prácticamente desconocidas para la economía española, cuyos últimos datos han demostrado que ya es la más afectada por la pandemia del conjunto de los países desarrollados y también a la que más trabajo le está costando volver a la senda del crecimiento.
Durante el segundo trimestre, que se desarrolló en su práctica totalidad bajo el estado de alarma (salvo los diez últimos días), el PIB padeció un desplome del 22,1% en relación con el mismo periodo de 2019, según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE). La economía española ya había caído más de un 4% en términos internanuales durante el primer trimestre, pese a que el estado de alarma y la consiguiente reclusión tan sólo afectó a los últimos 15 días de este periodo.
El coste de otra oleada
Traducido a cifras absolutas, cada día del estado de alarma el Estado dejó de producir unos 315 millones de euros más que los que tiene que destinar a diario a satisfacer el pago de las pensiones públicas en sus diferentes modalidades.
Números que harán que el Gobierno se lo piense mucho antes de volver a decretar un cerrojazo económico como el impuesto desde mediados de marzo. No obstante, desde el punto de vista sanitario deberá afrontar una posible segunda oleada del virus, con mayor incidencia que los actuales rebrotes, y también la convivencia con la campaña de la gripe, que podría provocar problemas adicionales en los hospitales.
El golpe al turismo
No obstante, aunque no sea necesario volver a la declaración del estado de alarma, la economía española cuenta con una pesada losa para tratar de recuperar terreno en la segunda mitad del año. Se trata del sector turístico, notablemente castigado tanto por los rebrotes como por las consecuentes medidas adoptadas por los países que habitualmente exportan turistas a España para evitar nuevos contagios.
Estas medidas, que van desde simples recomendaciones hasta periodos de cuarentena exigidos para aquellos ciudadanos que regresen a sus países desde España han disipado buena parte de las esperanzas que el sector había albergado sobre una posible recuperación cuando el Gobierno anunció que el coronavirus no impediría que hubiera campaña de verano.
Una caída del 28%
Cabe tener en cuenta que, sólo en el segundo trimestre, las actividades de comercio, transporte y hostelería sufrieron un descalabro del 45% en relación con el mismo periodo de 2019, lo que en términos absolutos se traduce en pérdidas superiores a los 30.000 millones de euros.
En el conjunto del semestre, la caída roza el 28% en términos interanuales. Si se tiene en cuenta que la partida supone un 13% del total del PIB, las opciones de un segundo semestre de notable recuperación se disipan por momentos.