El regreso de las vacaciones de verano puede llegar con una desagradable sorpresa en las grandes capitales, especialmente Madrid y Barcelona, en forma de grandes congestiones de tráfico. Una suerte de burbuja se está gestando en la actualidad debido al notable protagonismo recuperado por el vehículo particular, en detrimento del transporte público, a la hora de desplazarse como consecuencia de la pandemia.
El coronavirus ha generado un cambio de hábito evidente en los ciudadanos para acceder a la ciudad. La prueba más evidente está en los diferentes ritmos de recuperación que muestran el tráfico de vehículos privados y la afluencia del transporte público desde que comenzó el proceso de desescalada.
Alarmas encendidas
Una de las voces de alarma la ha dado el director gerente del Consorcio Regional de Transportes de Madrid (CRTM), Luis Miguel Martínez Palencia. Durante su intervención en un coloquio virtual organizado por Executive Forum, uno de los máximos responsables de la movilidad en la capital de España mostró su preocupación por el hecho de que, actualmente, el tráfico de coches particulares en Madrid ya se sitúa por encima del 90% del que se registraba habitualmente antes de la llegada del coronavirus.
En cambio,la afluencia de viajeros del transporte público, pese a experimentar una considerable mejora, sigue en unas preocupantes cifras en el entorno del 50% de la que se daba previamente a la crisis.
Temor a los rebrotes
Un fenómeno que Martínez Palencia ha relacionado con el miedo de los ciudadanos a que las redes de metro y autobús se conviertan en protagonistas de alguno de los rebrotes de contagios que se están dando desde la entrada en vigor de la nueva normalidad. Una circunstancia muy comprensible desde el punto de vista humano pero que podría generar un grave problema tras el periodo vacacional.
Para entonces, se prevé un regreso más o menos masivo a los lugares habituales de trabajo, tras largos meses de teletrabajo, y también el inicio del curso escolar después de que el anterior se viera bruscamente interrumpido por la pandemia y hubiera de terminarse a distancia.
Llamamiento del alcalde
“Los autobuses se desinfectan varias veces al día y se aplican todas las medidas de seguridad. Y lo mismo sucede en el metro. Si hay un rebrote de contagios, dudo mucho que se origine en el transporte público”, aseveró el director del consorcio que, no obstante, no ha descartado que el organismo tenga que hacer una campaña para convencer a los usuarios de que vuelvan al autobús y al metro.
En una especie de avanzadilla de esta campaña, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, aprovecha casi cada comparecencia pública para insistir en la seguridad que ofrece el transporte público en la capital. La última vez fue a finales de la pasada semana, durante su participación en un desayuno informativo organizado por la agencia Europa Press. “Hago un llamamiento a la población para que regrese al transporte público, que ofrece todas las condiciones de seguridad”.
Primeros presagios
Las autoridades capitalinas ya estaban sobre la alerta al comprobar las primeras cifras de tráfico correspondientes a la desescalada, que afloraban un incremento desigual del vehículo privado y del transporte público.
“Prevemos un deslizamiento hacia el coche particular pero no tan acusado como se está hablando. Podría ser al principio de un 10%, que ya sería mucho en Madrid porque estamos hablando del orden de 10 millones de desplazamientos diarios”, señalaba hace aproximadamente un mes el delegado de Movilidad y Medioambiente del Ayuntamiento de Madrid, Borja Carabante.
Futuras restricciones
Los peores presagios van camino de cumplirse en forma del regreso de atascos que, en los últimos tiempos, parecían formar ya parte de la historia de las grandes ciudades. Un hecho que, por otra parte, podría provocar que se aceleraran los trámites de la Ley de Movilidad en la que trabaja el Gobierno y que no se descarta que introduzca algún tipo de restricción a la hora de entrar a las grandes ciudades, al margen de las áreas de circulación reducida que establecerá la Ley de Cambio Climático y Transición Energética.
Éstas medidas podrían tomar forma de peaje en los accesos a las principales capitales, una posibilidad de la que están muy pendientes las compañías concesionarias, o de permisos para circular en días alternos en función del número de matrícula y también en atención a criterios medioambientales.