Una crítica frontal. Sin discusión y con un único objetivo, que la Cámara de Comercio de Barcelona recupere su "seriedad" y pueda ser útil para los duros tiempos que se acercan. Esa es la voluntad de dos exdirectivos de la Fira de Barcelona que han dado un golpe en la mesa y han pedido a Joan Canadell que rectifique. El presidente de la Cámara de Comercio, que, además, va de la mano del presidente Quim Torra, ha irritado a todo el tejido económico catalán, también a los que se consideran independentistas, aunque éstos no lo señalan abiertamente. Tras la salida de Nissan de Cataluña, y los reproches de Canadell al Gobierno de Pedro Sánchez, los exdirectivos de la Fira reprochan su "supremacismo" y señalan que debe abandonar ya toda su "marrullería" mostrada desde que accedió al cargo.
Los dos exaltos cargos de la Fira de Barcelona son Ferran Lemus, director general de la institución entre 1990 y 1992, y Adolf Cabruja, director general de la Fira desde julio de 1992 a 2001. Los dos señalan que no se dirigen a Canadell sólo como ellos mismos. En una carta al presidente de la Cámara de Comercio aseguran que mantienen una “estrecha relación con los sectores económicos, especialmente con las empresas nacionales e internaciomales del sector de la automoción”, ya que se ocuparon del salón del automóvil e inciden en ese sector.
De hecho, esa circunstancia es la que ha llevado a los dos exdirectivos a dar el paso adelante, tras conocer el mensaje que lanzó Canadell en las redes sociales, asegurando que había recibido un aviso de un exalto cargo de Nissan que acusaba al Gobierno español de no haberse implicado en el problema de la compañía y que lo mejor era independizarse de España “a toda prisa”.
Por bien de las empresas y del empresariado
El cabreo es mayúsculo con Canadell, al entender que no es digno del cargo que ostenta: “Queremos hacerle llegar nuestra más profunda inquietud por la manera como está conduciendo la gestión institucional de la Cámara desde que tomo posesión del cargo. Tenemos el convencimiento de que la institución merece un lenguaje inclusivo, transparente, objetivo y riguroso por el bien de las empresas y el empresariado catalán, y en consecuencia de los trabajadores, con independencia de las creencias emocionales de cada uno”.
Canadell, sin embargo, ha mantenido esa tónica de presentar todos los problemas empresariales como un toma y daca contra “Madrid”, sin esconder que fue elegido, precisamente, para defender la independencia de Cataluña, a través de la plataforma Eines de país, que defendía la ANC. Una vez en el cargo, el sector económico entendió que asumiría un papel más pragmático, pero la retórica se ha mantenido, con continuas provocaciones en los medios de comunicación, y proyectos personales, como la promoción de unas mascarillas “catalanas” para protegerse del Covid-19.
Contra la "marrullería" de Canadell
Los dos exdirectivos señalan que se ha acabado el tiempo del “supremacismo, de presentarlo todo como si fuera una “tribu supremacista”, y piden un “frente común que hoy reclama el mundo empresarial y la ciudadanía en general, y que implica actuar de forma solidaria con el conjunto del Estado y, en ningún caso, como una tribu supremacista”.
El problema de Nissan se aborda directamente, con la idea de que es una multinacional que arrastra problemas desde hace años, pero que las administraciones, --en menor grado la Generalitat-- han colaborado conjuntamente. “Afirmar que el Gobierno de Madrid es culpable de la marcha de Nissan, no sólo es un despropósito, sino también una marrullería. Hace más de diez años que Nissan España tiene problemas estructurales y precisamente por esta razón, sindicatos, Gobierno, Consorcio de la Zona Franca y, en cierta medida, la Generalitat, con un perfil más bajo, han realizado gestiones para evitar lo que finalmente se ha producido”.
Enmienda a la totalidad
La carga contra Canadell es directa: “Es una posición simplista e indocumentada atribuir la responsabilidad de la macha de Nissan al Gobierno de Madrid y todavía más desde la tribuna de la representación empresarial que es la Cámara de Comercio de Barcelona”.
En un mundo ahora mucho más complejo, y con unos problemas particulares para la industria de la movilidad, los dos exdirectivos de la Fira se preguntan sobre el papel de la Cámara de Comercio. La exigencia a Canadell es que actúe “con criterios institucionales”.
Se trata de una enmienda a la totalidad sobre el comportamiento de Canadell, que se mueve como un activista más del independentismo, y no como presidente de la Cámara de Comercio. Las diferencias en el seno de la institución ya se han producido, y el malestar es creciente, como se manifestó hace unas semanas, tras la decisión de Canadell, aprovechando la reclusión social por la pandemia del Covid de anular la convocatoria de un comité ejecutivo, justo después de que señalara, también en las redes sociales, que el Gobierno español era responsable de las muertes por el virus, y que en una Cataluña independiente la gestión hubiera sido mucho mejor.