Pedro Sánchez ha querido predicar con el ejemplo. Este fin de semana, primero como anuncio, y luego en comunicación con todos los presidentes autonómicos, ha ofrecido un fondo de 16.000 millones “no reembolsable”, con el objetivo de que las autonomías no carguen con el coste que supone la crisis del Covid-19. A las autonomías el Gobierno les fijará un déficit para 2020 del 0,2% del PIB. Y es que Sánchez piensa en la Unión Europea, y pide un fondo con las mismas características que ha puesto sobre la mesa para las comunidades: transferencias, no créditos. Sin embargo, eso ahora queda lejos, y en el horizonte próximo aparece el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), el fondo de rescate que se utilizó en la crisis de 2008. ¿Debe acogerse ya Sánchez a ese fondo, que dispone de 400.000 millones de euros?

La necesidad de contar ya con la máxima liquidez lleva a algunos expertos a aconsejar a Sánchez esa vía. El analista financiero Juan Ignacio Crespo señala a Crónica Global que el Gobierno “no debería esperar más”. La fórmula debería ser, a su juicio, una combinación entre el Banco Central Europeo (BCE), y el MEDE. “Es cierto que el MEDE tiene una connotación negativa, porque en la crisis de 2008 supuso condicionalidad con planes que el Gobierno debía cumplir, pero algo se deberá decidir a corto plazo".

 

 

Montero durante la rueda de prensa / EP

Prudencia antes de recibir los recursos

Una de aquellas condiciones, paradójicamente, pasó por la constitución de una agencia independiente de regulación fiscal, la Airef, que presidió el actual ministro de la Seguridad Social, José Luis Escrivá. Ahora nadie en España discute la necesidad de ese organismo, que controla los excesos en las cuentas públicas del Gobierno.

España necesitará colocar en el mercado unos 200.000 millones adicionales a lo largo de los próximos meses. Y las dudas en el Gobierno han comenzado a surgir con fuerza. Las ministras del ámbito económico, de Economía y Hacienda, Nadia Calviño y María Jesús Montero, recelan sobre un gasto expansivo que quiebre por completo las finanzas de España. Los planes del Ejecutivo, aunque se verbalizan continuamente, no se concretan a falta de la liquidez, y se reducen ahora a avales para la banca, que debería ofrecer créditos a empresas y autónomos. 

Las ministras María Jesús Montero (i) y Nadia Calviño (d) / EFE

¿Y el dinero para los ERTE?

Lo expuso de forma cruda en la reunión con el presidente Sánchez el lehendakari Iñigo Urkullu, al pedir que se informara sobre el plan SURE, de la Comisión Europea, que debe ofrecer recursos para los ERTE en las empresas. No hay nada todavía tangible.

Juan Ignacio Crespo considera que España tiene una gran suerte, como todos los países de la zona euro. Se llama Banco Central Europeo. Porque, ¿cuándo se entiende que un país puede quebrar? En el momento en el que nadie le compra su deuda. Y eso no va a suceder. “El BCE está ahí para comprar lo que se necesite comprar, en el mercado secundario”, señala Crespo, que, sin embargo, cree que se debería ir más allá, “rompiendo algunas reglas”, como sería la inyección directa del BCE de dinero en los países miembros de la zona euro. Una idea que defiende de forma contundente el economista Gonzalo Bernardos: “Podría inyectar a cada país el porcentaje del PIB que se haya visto mermado por los gastos ocasionados por el Covid”.

Esa posibilidad queda lejos. Hay negociaciones en Bruselas, y el plan de España, de un fondo con 1,5 billones de euros que se pague con deuda a muy largo plazo, anclado en los presupuestos de la Unión Europea, que se doblará en los próximos meses, avanza. Pero no llegará a corto plazo. Y lo que se tiene disponible es el MEDE.

Aprovechar las subastas del Tesoro

Crespo considera que el Gobierno, mientras no se decide, sí debería aprovechar con más fuerza la capacidad del BCE. En las últimas subastas, la demanda se triplicó. El Tesoro español colocó 15.000 millones de euros en bonos a diez años, con un cupón del 1,25%, algo más caro que en las últimas emisiones. Pero la demanda alcanzó los 96.500 millones. ¿Puede aprovechar esos momentos el Tesoro? Juan Ignacio Crespo es partidario de hacerlo, y ganar toda la liquidez posible.

Las previsiones del Gobierno, que ha elaborado el cuadro macroeconómico que ha enviado a Bruselas, fijan un déficit a finales de 2020 del 9,2% del PIB y una deuda que alcanzará el 115,5% del PIB. En la medida que deba pagar más por colocar esa deuda en los mercados, el problema irá en aumento, pese a disponer del BCE.

Economía

Todos los fondos combinados

La agencia de rating Moody’s ha desvelado algunas cifras, al entender que el Gobierno español debería acogerse al MEDE. El cálculo es que el BCE acabará comprando hasta 114.000 millones de euros en deuda pública a lo largo de este año. Si se suman otros fondos, como el SURE (los recursos para el desempleo de la Comisión  Europea) o el del BEI (Banco Europeo de Inversiones) para la ayuda a las empresas, se cubriría el 59% de las necesidades de financiación. Y eso incluiría refinanciaciones a corto plazo del Tesoro.

Pero, ¿cuál es el problema? Se trata de lo que conlleva, desde el punto de vista ideológico ese fondo. Evoca el rescate de 2008, a países como Grecia, Portual e Irlanda. De hecho, al frente del MEDE sigue el mismo responsable, el alemán Klaus Rengling. Y el Gobierno de coalición, con Unidas Podemos en contra de cualquier fondo que pueda entenderse como un rescate, se vería seriamente afectado.

Transferencias, no créditos

Las alternativas no son demasiadas. O se amplía el SURE, que puede disponer de unos 100.000 millones de euros –créditos, no transferencias—o se explota en los próximos meses el BCE o se confía en un fondo de “reconstrucción” europeo que no cuenta, todavía, con el aval de los países centrales de Europa, como Alemania.

La cuestión es que en Bruselas muchos empujan en el sentido que quiere el Gobierno español. Economistas respetados, como Luis Garicano, eurodiputado de Ciudadanos, piden que se escuche el plan de España e insisten en que, según fuentes europeas, “se llegue a algún tipo de transferencia, porque sirve de poco recurrir a créditos, esa no puede ser la vía”.