El mundo de la Cultura se moviliza. La semana pasada se produjo una huelga de 48 horas online porque el sector considera que no se le ha tenido en cuenta en esta crisis sanitaria. Uno de los más críticos fue el actor Juan Echanove, quien cargó duramente contra el Gobierno y contra el ministro de Cultura Rodríguez Uribes.
La Cultura pide una parte de las ayudas que ha lanzado el Gobierno durante las últimas semanas. Algo que, de momento, no ha sucedido. El sector argumenta una razón de peso para que se le escuche.
(09/03/2020) Uribes no cree que haya caído la asistencia a eventos culturales por Covid-19 / EP
3,6% del empleo nacional
Según datos del Ministerio de Cultura y Deporte, que recoge más de una veintena de indicadores procedentes de operaciones estadísticas incluidas en el Plan Estadístico Nacional, refleja entre otros datos, que el volumen de empleo cultural ascendió en 2018, última cifra registrada, a 690.300 personas, un 3,6% del empleo total en España en la media del periodo anual. El 69,9% del empleo cultural es asalariado, una cifra más baja que la que se observa en el total de la población ocupada española que se situaba cuando se elaboró el dossier, en el 84%.
Estas cifras, por tanto, se han frenado por completo. Las diversas fuentes culturales consultadas por este medio sacan la misma conclusión: se han quedado al margen y, “para colmo”, fueron los primeros en cerrar sus puertas y, parece, que serán “los últimos en abrirlas”. Y la situación comienza a ser crítica, salvo en los espacios de titularidad pública que salvan la papeleta gracias a las ayudas de los organismos.
ERTE en la Cultura
Los grandes equipamientos culturales catalanes se han visto obligados a recurrir a los ERTE con la esperanza de poder reabrir en junio o antes de que acabe la temporada, aunque sea con cambios en el aforo. Tanto la Fundació Joan Miró, como el Palau de la Música han realizado expedientes de regulación temporal. Pero no es el caso del Gran Teatre del Liceu, que mantiene, aunque con la convicción de que deberá rehacer la programación, la actividad a partir del 16 de mayo. Aunque se han cancelado grandes apuestas de esta temporada, como Carmen, o El Barbero de Sevilla, se mantiene por ahora Alcione, de Marin Marais, a cargo de Jordi Savall. El Liceu ha renunciado a presentar un expediente regulador, debido también al mayor peso de las administraciones públicas en su financiación y en sus equipos de gobernanza.
En el caso de la Fundació Joan Miró se ha realizado un ERTE por la totalidad de los 57 trabajadores del centro. Mientras que el Palau de la Música ha hecho lo propio con sus 106 trabajadores. En la Fundación del pintor la principal fuente de ingresos es la venta de entradas y la librería, el alquiler de espacios y otros recursos propios, lo que equivale al 70% de los ingresos.
El caso del Liceu
Sin embargo, en el Liceu el peso de las administraciones es mayor, y alcanza el 48%, aunque tienen mayoría en los órganos de gobierno del teatro. Fuentes del Liceu señalan que se decidió, en la comisión ejecutiva, no presentar un ERTE, y analizar bien todos los pasos. En esa financiación pública, el mayor peso es del Ministerio de Cultura, con un 45%, seguido de la Generalitat, con un 40%; el 10% a cargo del Ayuntamiento de Barcelona y el 5% por parte de la Diputación de Barcelona.
El problema para el Liceu, en todo caso, al margen de si las administraciones compensarán en su momento la desviación presupuestaria que pueda provocar el parón en la actividad, es saber cómo se podrá reemprender. La idea es mantener lo que quede de la temporada, que acabaría a principios de agosto.
Fundación SGAE y Teatro Real aguantan el tirón
El Teatro Real de Madrid, que es una fundación con capital público en el que participan Gobierno de España, Comunidad y Ayuntamiento, también salva los muebles. El espacio recalca a Crónica Global que los trabajadores y la directiva llegaron a un acuerdo para no aplicar el ERTE y se recuperarán las horas no trabajadas en los meses venideros. Este pacto lo alcanzaron los oficinistas, recepcionistas, taquilleros, artistas y parte técnica.
Tampoco realizará un ERTE, por ejemplo, la fundación SGAE ya que continúan “trabajando en nuestros estudios de investigación del sector cultural; y mantenemos nuestras convocatorias de premios y ayudas para los socios”. Tampoco se ha visto en la tesitura el Museo del Prado madrileño. Por ahora, la pinacoteca ha mandado a todo el personal a sus casas, salvo a la centralita de llamadas bajo servicios mínimos. La titularidad pública juega un papel a su favor.
El dilema de las pequeñas salas
Pero no todos pueden aguantar sin tomar medidas. En las pequeñas salas la situación es completamente diferente a la de las grandes plazas españolas. Los propietarios de los teatros pequeños revelan que apenas pueden realizar ERTE porque los trabajadores fijos se reducen a un número muy limitado, pero se han visto obligados a realizarlo. “La gran mayoría son contratados por un período de tiempo determinado y se han contratado con anterioridad y se han pagado. Son los ejemplos de actores o de producción de sonido y luz”, señalan desde el Teatro Kamikaze de Madrid.
Desde la sala argumentan que tan solo pueden acceder a los créditos ICO para cubrir algunos gastos como es el seguir pagando el alquiler. En algunos casos, subrayan algunos teatros pequeños han negociado el precio con el arrendador (dueño del inmueble), que también se encuentran en una “situación crítica” ya que de no pagar el alquiler no “podrán sustituirle la falta de ingresos por otra actividad”.
Iniciativas sociales para salir de la crisis
Mientras España está confinada, los ingresos se reducen a cero y las ayudas públicas a las salas privadas no llegan, las salas, museos y asociaciones han iniciado una serie de proyectos para ayudarse entre ellos o para que los visitantes y espectadores lleven la reclusión de la mejor manera.
Por ejemplo, la fundación SGAE junto con la propia sociedad general de autores han abierto una línea de ayuda económica y social extraordinaria para paliar los efectos de la crisis en el sector cultural. Dotadas con siete millones de euros, estas ayudas abordan a colectivos vulnerables, ofrecen préstamos y adelanto en el cobro de las liquidaciones de sus socios y una ayuda extraordinaria de hasta 3.000 euros para aquellos autores que hayan dejado de percibir ingresos por su actividad profesional. También se ha creado un servicio de comida a domicilio para los mayores con riesgo y una campaña de solidaridad afectiva entre socios en la que los abonados más jóvenes entablan conversaciones telefónicas con los más mayores, para acompañarse mutuamente.
Obras online gratuitas
El Teatro Real ha abierto a todo el público su herramienta de pago en el que se pueden disfrutar de decenas de obras de ópera. Según indica la sala, ya hay más de 50.000 suscriptores que han podido disfrutar de los contenidos.
Por otra parte, más de dos millones de usuarios han visitado el Prado desde el inicio del confinamiento general ordenado por el Gobierno en la noche del 14 de marzo. En concreto, el número de usuarios de la web de la pinacoteca se ha incrementado en un 258% respecto a febrero, hasta alcanzar las 2.184.000 de visitas.
El Museu Picasso tampoco se ha quedado atrás y desde el principio del estado de alarma se está divulgando a través de la redes sociales “seminarios en línea, concursos y juegos” priorizando la colección del artista español.
Nuevos tiempos
¿Y cuál es el futuro más inmediato? Algunos museos o teatros ya preparan el día de apertura. Es el caso del Palau de la Música Catalana, que dará conciertos en el mes de septiembre (o si se pudiera antes) con un aforo al 50%.
En el Palacio Real ya trabaja para programar las óperas que habían preparado como Aquiles en Esciros, una obra que se estrenó hace 300 años y que había vuelto a ser recuperada. Desde el Museu Picasso arguyen que “es difícil saber qué va pasar a corto plazo porque las informaciones van cambiando constantemente. Es por ello que se están estudiando diversos escenarios y se irán llevando a cabo en la medida que sea posible”.
Desde la Fundación SGAE creen que el sector “va a experimentar el sector para volver a reclamar una serie de medidas estructurales, a saber: internacionalización del sector, incidir en las políticas de desarrollo de públicos, buscar soluciones para la financiación del sector, reforzar la propiedad intelectual y apostar por la reducción de la precariedad laboral en nuestro sector”.