El coronavirus ha puesto a los sistemas sanitarios, financieros y políticos en jaque. Por delante, se va a llevar miles de millones de euros, miles de vidas y decenas de miles de puestos de trabajo. Pero, como se suele decir, de una desgracia siempre se aprende.
El confinamiento de millones de españoles ha obligado que las empresas hayan activado el plan de teletrabajo, hasta ahora, poco o nada implantado en nuestro país. No obstante, las cifras van mejorando poco a poco según un estudio realizado por Adecco. En España, la proporción de ocupados que trabajan, al menos ocasionalmente, desde su hogar continúa su paulatino incremento. En el cuarto trimestre de 2019, un 7,9% del total de personas ocupadas ha teletrabajado. Esta cifra, que equivale a poco más de 1,5 millones de personas, supone un nuevo máximo histórico y un aumento interanual de cuatro décimas.
A pesar de que el teletrabajo es una práctica cada vez más habitual, aún tiene mucho margen de mejora. El director de Adecco Group Institute, Javier Blasco, achaca este factor a que cuando se iba a apostar decididamente por el teletrabajo, allá por el 2012, se desató una crisis financiera. “La crisis económica mermó el teletrabajo por lo que no tuvo el posible efecto impulsor de toda norma novedosa, primando la presencialidad frente a otras soluciones más novedosas”, recalca.
Cifras con margen de mejora
Con todos los datos sobre la mesa, instituciones y asociaciones son conscientes de que las empresas tienen mucho margen de mejora para instaurar el teletrabajo. La Confederación de Pequeñas y Medianas Empresas (Cepyme) subraya que “las empresas están haciendo un gran esfuerzo” en la materia a pesar de que “muchos sectores son incompatibles con la realización de sus labores en remoto”.
Esta realidad se refleja en el estudio realizado por Randstad. En España, 4.405.320 personas disponen de la opción de teletrabajo, lo que supone únicamente el 22,3% del total de población ocupada, que en 2019 ascendió a 19.779.300 personas.
El Gobierno admite que deben reaccionar
Mientras, el Gobierno mueve ficha. Fuentes ministeriales cuentan a Crónica Global que el coronavirus ha marcado un antes y un después y va a estudiar nuevas medidas para fomentar el teletrabajo.
De hecho, en el real decreto que se aprobó para instaurar el estado de alarma, se ordena ejecutar las medidas de contención previstas, garantizando al mismo tiempo la continuidad de la actividad empresarial y las relaciones laborales, se priorizarán los sistemas de organización que permitan mantener la actividad por mecanismos alternativos, particularmente por medio del trabajo a distancia”.
De hecho, este mismo mes se aprobaron unos créditos de hasta 200 millones de euros a través del ICO para “atender las necesidades financieras de las pymes en sus actividades e inversiones, para la compra y leasing de equipamiento y servicios para la digitalización entre otras y, en particular, para la dotación de soluciones de trabajo no presencial”
¿Hacia un nuevo modelo?
España, y el resto del mundo, se encamina a nuevas tendencias. El concepto de trabajo, con la llegada de las nuevas generaciones, va cambiando. Hace diez años parecía impensable que un joven se ganase la vida haciendo vídeos en YouTube o subiendo fotos en Instagram. Pero dentro de las profesiones más clásicas los modelos también van cambiando.
Javier Blasco incide en que las nuevas tendencias productivas y entornos de trabajo demandan “nuevos modelos de relaciones laborales que distan mucho de las fórmulas de rigidez que aún lastran nuestro mercado de trabajo”. El experto se refiere al registro horario, ultraactividad y apalancamiento de la negociación colectiva, limitaciones a las diversas formas de sourcing, etc.).
En este sentido, “la crisis del coronavirus no sólo nos llevará a una profunda reflexión sobre adónde queremos ir cuando hablemos de personas y Recursos Humanos sino que la recesión que se avecina nos obligará a romper el status quo” que lleven a modelos más flexibles.
Una buena red de telecomunicaciones
Para poder poner en firme todo lo citado anteriormente es básico poder tener una buena red de telecomunicaciones. Y España, afortunadamente, la tiene. Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica, ya dijo que el 95% de los hogares tienen una red de banda ancha de alta calidad.
Para reforzar esta idea, la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, firmaron este viernes un histórico documento con las grandes operadoras en el que las compañías se comprometen a hacer los mayores esfuerzos para garantizar la conectividad, las capacidades de operación y supervisión de las redes y la agilidad de respuesta ante incidentes, especialmente en lo que respecta a las redes que dan soporte a los servicios de emergencia.