La crisis generada en la bolsa por la extensión del coronavirus y sus potenciales consecuencias negativas para el crecimiento económico mundial le está pasando una cara factura al mercado español. En concreto, desde que se iniciaron los descensos generalizados por esta causa, la capitalización del Ibex 35 se ha reducido en casi 124.000 millones de euros, una cifra equivalente al 10% del Producto Interior Bruto (PIB) del país.
La situación se agravó este lunes debido al pánico provocado por los fuertes desplomes del petróleo, ante el anuncio de un incremento de producción por parte de Arabia Saudí, tras fracasar el intento de acuerdo entre la OPEP y el resto de grandes exportadores para pactar un nuevo recorte del ritmo de bombeo. La reacción de los mercados derivó en la peor sesión del Ibex desde el referéndum del Brexit, en mayo de 2016, y la cuarta con mayores descensos de toda su historia.
Del 10.000 al infierno
El descenso acumulado por el índice selectivo de la bolsa española desde el pasado 19 de febrero se aproxima al 24%. Por entonces, el indicador acababa de recuperar la cota de 10.000 puntos, que no había alcanzado desde 2018, y los inversores daban por superado el impacto que la extensión del virus tuvo en un primer momento, que se tradujo en descensos de apenas el 3% en las grandes plazas bursátiles europeas.
Todo cambió cuando comenzó a registrarse un número notable de casos en Italia, lo que abría las puertas de Europa al virus, y también en otros lugares del planeta como Oriente Medio. Las alarmistas predicciones de órganos multilaterales como la OCDE (que llegó a hablar de posible recesión en la zona euro) y la rebaja por sorpresa de los tipos de interés en EEUU por parte de la Reserva Federal completaron un escenario de pánico absoluto que la guerra de precios del petróleo no ha hecho sino agravar de forma considerable.
Turismo y banca, la peor parte
Los valores relacionados con el turismo y la banca se han llevado la peor parte de una espiral alcista que, por el momento, no parece encontrar fin. La industria de los viajes es uno de los sectores más golpeados por la extensión del virus, lo que se ha constatado en la cantidad de cancelaciones en plazas hoteleras y de billetes de avión, además de la suspensión de numerosas actividades relacionadas con el turismo. En algo más de dos semanas, IAG se ha desplomado un 38% mientras que Meliá Hotels ha retrocedido algo más de un 30%.
Mientras, el sector financiero se ha visto castigado por lo que viene a ser una tormenta perfecta, toda vez que la actual situación prolonga cada vez más el escenario de tipos de interés históricamente bajos que tanto está penalizando a la banca en toda Europa.
Como muestra, el valor financiero menos castigado en este periodo ha sido Caixabank que, aún así, no ha podido evitar descensos superiores al 27%. En el otro extremo, Sabadell se ha dejado, por ahora, más de un 34% de su capitalización. Bankia, BBVA y Santander también han perdido más de un 30%.
Eléctricas como refugio
Algo menores han sido los descensos en el sector eléctrico que, durante los primeros días llegó incluso a actuar como refugio, pero que terminó sucumbiendo a la huida masiva de la renta variabler por parte de los inversores.
El impacto de este lunes por el despolome del crudo ha afectado especialmente a Repsol, que se ha dejado por el camino en estos días un tercio de su capitalización, un comportamniento similar al registrado por otro histórico del índice, como es Telefónica.