El futuro de las ciudades pasa por las llamadas industrias creativas. Barcelona, que ha aglutinado en los últimos años importantes inversiones con las empresas tecnológicas, muestra ahora un mayor nervio con las llamadas industrias creativas, que han creado hasta 43.000 empleos en los últimos seis años, y cuenta ya con 145.819 personas, el 13% de la ocupación.
Se trata de un empleo en el que el talento ocupa un espacio central, y que, junto a la economía de servicios, que genera el turismo, puede generar riqueza para el conjunto de la economía de la ciudad. Es una industria relacionada con los videojuegos, la edición digital o la publicidad, pero también el arte, la cultura o el diseño. Según el primer teniente de alcalde, Jaume Collboni, ese campo debe ser una prioridad para “generar más y mejor trabajo” en la capital catalana.
Primer plano de un mando de videojuegos, como los que desarrolla Novorama / UNSPLASH
Atracción de talento
Un informe de Barcelona Activa muestra que los sectores creativos no tradiciones han incrementado un 66,9% el volumen de puestos de trabajo desde 2008, mientras que los tradicionales han descendido en un 2,2%.
La ciudad concentra ya el 50,6% de los empleos del sector y el 48,6% de las empresas. Eso se debe a la habilidad de la ciudad, según Barcelona Activa, por su transformación como “polo de atracción del talento y de los ‘millennials’”.
¿Más o menos autónomos?
Del total de personas que trabajan en la industria creativa, que alcanza a 145.819 trabajadores, el 82,5% lo hace en el Régimen General de la Seguridad Social, mientras que el 17,5% es autónomo. Se trata de un porcentaje 6,6 puntos por delante de la media en Barcelona, que es del 10,9%.
La idea del equipo de gobierno del Ayuntamiento es que se debería reducir, para que el conjunto de la industria cobre una mayor fuerza. “Los autónomos también son bienvenidos, y los queremos potenciar, pero queremos crear una auténtica industria entorno al sector creativo, porque es el que puede dar continuidad y estabilidad a los puestos de trabajo”, según Collboni.