Instamaki es un restaurante japonés a domicilio y "fantasma". O varios, porque esta firma que reparte sushi, creada por dos jóvenes catalanes, opera en varias ciudades españolas y en todas ellas dispone de cocinas, pero no de locales cara al público.
Esas cocinas "no se ven" y solo elaboran productos para ser enviados a las casas a través de una app, de ahí lo de "fantasma". Están situadas en Sant Cugat del Vallès (las instalaciones centrales), en el distrito barcelonés de Sarrià-Sant Gervasi, en Madrid y en Valencia, para dar cobertura a estas ciudades donde reparte, aunque la empresa tenía en mente comenzar a operar en Málaga, Sevilla y Bilbao. La idea parece simple: vender sushi a domicilio, pero este es un negocio de millones de euros, de cinco finalmente.
Cinco millones en acciones
Después de que Glovo dejara caer que ofrecería hasta ocho millones por esta start-up creada por dos emprendedores de Barcelona, finalmente no será un desembolso tan alto y tampoco en metálico. Glovo adquiere Instamaki por cinco millones de euros en acciones propias y además Albert Bonhome y Jan Morell, fundadores de la marca, pasarán a formar parte de la plantilla de Glovo si así lo desean, que aún no está claro, porque no sueltan prenda de los detalles de la operación.
El lema de Instamaki, desde que Albert y Jan la fundaran en 2016, es igualmente sencillo: Sushi de calidad a domicilio. El pasado año facturaron dos millones de euros y Glovo, que ya se había interesado por ella, la incorporó a su carta como prueba piloto con excelentes resultados. Era la prueba que le faltaba a Glovo para lanzarse a por Instamaki, que funcionara. Así la adquiere como parte de su política de incorporar cocinas propias a su oferta.
Aval de un millón de euros
Cuando Bonhome y Morell fundaron la empresa hace tres años arrancaron el negocio en Barcelona preparando sushi en una cocina compartida, con un único cocinero y gestionando los pedidos que llegaban vía app. En Madrid ya utilizaron una cocina fantasma de Glovo cuando lanzaron el negocio en la capital en 2017 y poco después llegó la financiación por valor de un millón de euros, aportada por Sabadell, SeedRocket, Venture Capital y otros inversores privados.
Instamaki es ahora uno de los grandes éxitos de la oferta de Glovo. La empresa funciona muy bien, tiene ya más de un centenar de empleados, entre ellos repartidores propios, y vende con éxito sushi “de calidad”, una de las comidas más demandadas en internet, que sus numerosos entusiastas buscan sobre todo por calidad, ya que la oferta es amplia.
Apuesta por la calidad
Los fundadores de Instamaki, ambos licenciados en Ciencias Empresariales, no comentan de momento detalles de la operación, lo que sí señalan es el secreto de su éxito. Como dice Bonhomme, "a la hora de enviar comida a domicilio, los restaurantes de sushi no destacaban por su calidad, así que vimos una oportunidad y nos lanzamos a la aventura".
Lo primero que hicieron en 2016, cuando se embarcaron en este proyecto, fue asegurarse una cocina en su zona de reparto, por entonces solo Barcelona, crear una web como escaparate, sus redes sociales y lo demás fue casi instantáneo debido a la alta demanda de este producto.
Pedidos desde el primer día
“Desde el primer día, empezamos a tener pedidos", dice Bonhomme. Las redes sociales y las recomendaciones positivas de particulares contribuyeron igualmente al éxito, hasta el punto de que pronto se quedó pequeña la cocina que compartían a modo de coworking gastronómico.
Eso les llevó a consultar a una asesoría gastronómica, y esta les allanó el camino: "La idea siempre fue consolidar el modelo en las ciudades a las que vamos llegando y seguir replicándolo en España". Eso y un empeño especial en que la comida sea de la máxima calidad, pero también que llegue en buenas condiciones a los domicilios, fueron sus armas, para lo cual adaptaron las cajas de los motoristas de tal manera que los productos no puedan moverse aunque haya muchos baches.
Sushi de calçots
Renuevan la carta con frecuencia, además, innovan incluyendo incluso productos tradicionales catalanes en su sushi, como los calçots u otros tan típicos en Madrid como los bocadillos de calamares. Sí, Instamaki dispone de sushi de bocadillo de calamares porque “muchas de nuestras recetas no están basadas solo en el tradicional pescado crudo", apunta uno de los fundadores de la start-up. De hecho ahora también venden platos mexicanos, italianos, pizzas e incluso comida hawaiana, pero siempre apostando por la calidad.
Los dos creadores coinciden en que emprendieron en este sector porque vieron que la demanda es muy alta, "aunque no todo lo que se vende es bueno" y existían “oportunidades para ofrecer un servicio de calidad", que han sabido aprovechar para crecer y también para ponerse en manos de Glovo.
Los números de Glovo
El comprador de Instamaki no está exento de polémicas con su modelo de negocio y las condiciones de sus repartidores. Glovo aumentó su facturación en 2018 el 268%, desde los 14,2 millones de euros de 2017 hasta los 52,3 del pasado año, pero también ha elevado de manera sobresaliente sus gastos: 96,4 millones en 2018 frente a los 23,3 el año anterior, el 313,6% más.
El balance de la empresa creada por Óscar Pierre y Marta Ripoll de Damborenea en 2014 en Barcelona crece en negativo y su liquidez es mínima, de ahí que compre con acciones. Y es que el año pasado Glovo perdió 45,7 millones de euros tras haber perdido también 5,6 millones en 2017, un 798% de caída en solo un año. Sin embargo, la compañía española asegura que tiene buenas perspectivas de negocio y revertirá la situación.