En plena calle Verdi de Barcelona, en el corazón del barrio de Gràcia, Óscar Valledor abre la tercera tienda nacional de Project Lobster. Tras el triunfo del primer local, en el Born de la ciudad condal, y el reciente éxito de la única tienda de Valencia, esta peculiar óptica amplia su cobertura. Óscar, CEO y fundador de la marca, estudió economía y tiene solo 25 años, aunque ideó el proyecto con 22.
Su éxito se debe al concepto estético de las gafas como complemento de moda, no únicamente la necesidad, con un precio asequible a todos los bolsillos. "Una persona aguanta, al menos, cuatro años sus lentes por su precio, durabilidad... con nosotros, se las cambian al año y medio. Las vemos más como un complemento que una necesidad". A su vez, se suma el todo en uno de sus tiendas físicas: te gradúan la vista, escoges modelo, te lo pruebas y pagas. Todo en 20 minutos y alrededor de 100 euros.
El fracaso de la tienda online y la consolidación física
El fundador y sus socios, todos amigos de la infancia, buscaban consolidarse en el e-commerce, pero no vendían lo que preveían. Eso era en 2018. A las dos semanas, decidieron montar un showroom como exposición y terminaron reservando citas para acudir. Fue entonces cuando cogieron un antiguo local del Born para establecer su primera tienda física "hecha de forma rápida, sin apenas tocar la distribución del anterior dueño, probaron suerte a ver qué tal".
La sorpresa llegó cuando vieron que vendían "en dos meses y medio lo que cualquier óptica grande facturaba en un año". Seis meses después, decidieron expandirse a Valencia por ser "una ciudad cercana a Barcelona" y porque, en ese momento, estaban terminando sus estudios en la capital valenciana. Viendo que también funcionaba bien, decidieron ampliar capital y recién inauguran su tercera tienda. Tres tiendas en año y medio.
Cómo nació Project Lobster
Óscar viajó de erasmus a Canadá. Vio el nacimiento de varias start ups y, al regresar, pensó que se vendían las mismas gafas desde hacía 15 años. Por eso decidió montar "una óptica diferente, diseñando mejor el producto, cogiendo mejores materiales y elaborando las gafas, una a una, de inicio a fin".
Este modelo de negocio facilita el precio del material, saltándose el monopolio óptico empresarial, por lo que decidieron vender sus gafas a precio cerrado. Tengas la graduación que tengas, las gafas costarán lo mismo. Algo que, según Óscar, le esta funcionando de maravilla.
La experiencia de la tienda inmersiva
Project Lobster, en especial su tienda de la calle Verdi, se caracteriza también por la manera de ofrecer el producto. "Mientras las demás ópticas te ofrecen sus gafas de un modo clínico y aburrido, aquí puedes tocarlas libremente, probar las que quieras, sentarte a graduarte la visión y ver el proceso de elaboración", afirma el CEO de la compañía. "Todo por el mismo precio y de una manera muy rápida".
La tienda, además de tener grandes cristaleras, dispone de cubos de cristales tintados que permiten ver el interior desde la tienda. En esos espacios, "los clientes podrán ver cómo trabajan los doctores y diseñadores de la marca en el proceso de elaboración de las lentes".
Planes de expansión a corto plazo
Precavido, Óscar prevé abrir 15 tiendas por España en un plazo de dos o tres años. De hecho, afirma que en marzo habrá una tercera en Barcelona más grande y con más caché. Pero que deben estudiarlo bien porque, para ellos, la localización de las tiendas es más importante que el espacio físico. Y, para ello, hay que estudiar muy bien la situación.
También quieren ampliar su colección. "Mientras los grandes hacen dos al año, nosotros hacemos cinco o seis. Y en 2020, lo mismo o más". Tratarán de hacer modelos más llamativos y frescos, ahora que se han consolidado, para toda esa gente que ya conoce la marca. "El 98% de nuestros clientes entra en la tienda sabiendo qué busca". Algo que le fascina a su corta edad, pero que espera sirva de lección a las grandes ópticas "ahora que ya tengo barba y me pueden escuchar".