Hacerse fuerte en el sindicalismo catalán ha sido uno de los objetivos, por ahora no cumplidos, del independentismo en Cataluña. El gran reto que se ha perseguido desde varias etapas desde la Generalitat es el de replicar en el territorio el modelo del País Vasco, donde la política va de la mano de la defensa de los derechos de los trabajadores con una formación hegemónica como ELA-STV. La misma a la que Intersindical-CSC llamó a la puerta para intentar copiar su éxito.
Fuentes sindicales señalan que el plan para relanzar su popularidad antes de que se abriese el largo período de elecciones en centros de trabajo de todo tipo de perfil, la organización que se promueve desde la órbita de Carles Puigdemont se acercó a los vascos. Su oferta llegó a lo económico, según los mismos interlocutores, y se pedía algo sencillo: formación para los cuadros catalanes.
Cuadros sin experiencia
La cara más conocida de Intersindical-CSC es la de su secretario general, Carles Sastre, uno de los terroristas de Terra Lliure y el Exèrcit Popular Català que pasó por la cárcel por el asesinato del empresario José María Bultó. Su filiación política no deja margen a dudas, pero en el ámbito laboral les falta experiencia e implantación.
Algo parecido ocurre con el resto del secretariado nacional, con nombres como los de Sergi Perelló (portavoz y vicesecretario general), Isabel Pallarés (adjunta a la secretaría general) o Roger Tugas (estudios y publicaciones). Todos ellos son conocidos en el ámbito independentista catalán pero no cuentan con una experiencia contrastada en la defensa de los derechos de los trabajadores.
ELA-STV, representatividad histórica
La conclusión a la que llegó su dirección es que para crecer y ganar adeptos, la bandera política no debía ser la única tarjeta de presentación. La propia cúpula de Intersindical era consciente de que le permitía penetrar en ámbitos más movilizados a favor del procés, pero comer la tostada a CCOO y UGT requería trabar un discurso sindical. Y para enlazar ambas cuestiones nada mejor que la experiencia de ELA-STV, que se ha pronunciado a favor de la liberación de los "presos políticos" y de las tesis independentistas.
Encabezado por Mitxel Lakuntza, la organización ha salido de las últimas elecciones sindicales vascas con un poder que ellos mismos tildan de “histórico”. Se han quedado con el 41,68% de la representatividad autonómica, muy por delante del peso de la segunda institución laboral vasca, LAB (19,10%).
Portazo a Intersindical
¿Cómo se alcanzó? “Con una estrategia de contrapoder frente a lo económico y a lo político”, ha explicado el propio secretario general en declaraciones a EFE tras el fin del período electoral. Asumir este discurso y defenderlo en todos los escenarios es lo que Intersindical-CSC pedía conocer de los nacionalistas vascos.
La negativa con la que se encontraron fue rotunda. Las mismas fuentes señalan la cierta sorpresa con la que ELA-STV recibió la proposición de los independentistas catalanes y que fue contrastadas con las organizaciones con las que tienen mayor proximidad en el marco de la unidad de acción que se defiende en todo el país. En este caso, se remarca el papel que se jugó por parte de la confederal de UGT para evitar que el pacto prosperase.
UGT y CCOO
Es precisamente este sindicato el que más ha sufrido en Cataluña en el marco del procés. De forma tradicional es próximo al PSC, pero convive con un grupo de dirigentes --entre ellos, el secretario de organización, Camil Ros-- muy próximo a ERC. Cabe recordar que la exconsejera de Trabajo ahora en prisión por el caso 1-O, Dolors Bassa, sale de esta organización. Igual que su sucesor en el cargo, Chakir El Homrani, así como un gran número de cargos intermedios del Ejecutivo catalán.
UGT de Cataluña ha llegado al borde del choque entre estas dos almas, pero los sindicalistas consideran que se han templado los ánimos a tiempo gracias a la dirección bicéfala que comparten Ros con Matías Carnero como presidente, un hombre de la órbita socialista. Y se indica que, salvo cambios en los próximos meses, este equilibrio se mantendrá después del congreso catalán de septiembre.
CCOO, en cambio, ha conseguido que el sector independentista interno no tensionara tanto toda la institución. Está más organizado que el de UGT, pero sin tanta incidencia sobre el secretariado que encabeza Javier Pacheco.
Intersindical y su expansión
En cuanto a Intersindical-CSC, en los últimos comicios sindicales en Cataluña su poder sí que ha crecido de forma exponencial en el sector público. En el resto, es una organización testimonial pero que ha conseguido hacerse un hueco. El camino a seguir está claro y por ello han iniciado campañas como la de exigir un salario mínimo catalán de 1.300 euros mensual.
Se define como el primer “sindicato independentista y de clase”. Ahora, debe ir más allá y conseguir eixamplar la base en el ámbito laboral. Cuenta con apoyos políticos para este fin, pero no con la red de otras organizaciones nacionalistas con las que esperaban colaborar.