Accor Hotels ha llegado al Fairmont Juan Carlos I con mano de hierro. La hotelera francesa se ha cargado al director general del cinco estrellas barcelonés en un año y, más recientemente, ha prescindido del director financiero. La firma se prepara ahora para sellar la paz laboral con los casi 500 empleados que trabajan en el establecimiento de lujo y el Palacio de Congresos de Cataluña, donde recientemente se entregaron los Premios Princesa de Girona, un acto presidido por los Reyes de España.
Según han informado fuentes del sector, la enseña gala acaba de prescindir de los servicios de Jaume Valldaura, el responsable de Talent & Culture o director de recursos humanos y financiero. El directivo ha aterrizado en el Hilton Barcelona. Su marcha es la segunda en apenas un año en la cúpula del resort urbano. La llegada de Accor a Fairmont por una compra de Fairmont Raffles Hotels International de las tres marcas en 2016 conllevó la salida de Franck Sibille, director general del hotel, en mayo de 2017. Le sustituyó Stefan C. Winistoerfer de forma interina, hasta que en noviembre del mismo año llegó Octavio Gamarra a la dirección. El veterano ejecutivo sigue en el puesto, desde el que ha buscado amortiguar la zozobra sobre el turismo de las diversas etapas del procés en Cataluña.
Nuevo convenio
Pese a que el alojamiento se ha anotado cancelaciones por los disturbios derivados de la sentencia condenatoria emitida por el Tribunal Supremo el 14 de octubre, como la mayoría del resto de la industria alojativa de Barcelona, el Fairmont Juan Carlos I aguanta y premiará a su personal. Se encuentra en plenas negociaciones por el nuevo convenio, un acuerdo laboral que concierne a unos 500 empleados. Se prevé según el sector una subida salarial a la plantilla por encima incluso del convenio que rige en la industria. Ello evitaría computar el bache en la facturación que conllevará la caída de reservas derivada de las algaradas provocadas por los independentistas.
Las mejoras laborales en el alojamiento llegan tras fuertes inversiones en el establecimiento, que arrancó en 2016 y culminó el pasado año tras 37 millones de euros gastados y algunas dificultades. El director general del alojamiento cuando empezó la obra, Franck Sibille, prometió doblar facturación cuando intervención estuviera completada. El ejercicio 2019 es el primero en que se debía notar el repunte de caja por el reposicionamiento del activo, aunque hay una imponderable: la sacudida provocada por el procés en Cataluña ha comprometido la rentabilidad del activo, provocando incluso terminaciones de contratos.
Concesión municipal
Todo ello está ahora en la senda de la recuperación. El Fairmont Juan Carlos I ha visto como Accor llegaba al negocio para ponder orden. Lo ha hecho pese a que el entorno no era favorable, con el turismo pagando la factura de las tropelías de los CDR en las calles y la inseguridad jurídica derivada del desafío secesionista de 2017. La hotelera francesa tampoco ha podido resolver dos factores que no dependen de su gestión: el final en 20 años de la concesión municipal del suelo sobre el que se eleva el alojamiento propiedad de Barcelona Projects, del magnate turco Turki Ben Nasser y la imputación por presunta estafa del anterior dueño: Joan Gaspart, de Husa Hoteles. El empresario y expresidente del FC Barcelona niega la ocultación de 16,6 millones en deudas cuando regentaba el alojamiento. Pero el proceso sigue en marcha en la Audiencia Provincial de Barcelona.
En síntesis, Accor ha capeado el temporal en el Fairmont Juan Carlos I con la rama de olivo en una mano y una espada en la otra. El cierre del ejercicio en curso y el siguiente serán definitivos para cerciorarse de si la estrategia es efectiva.