La consellera de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación de la Generalitat, Teresa Jordà, sostuvo este lunes que se debe apostar por una transición para revalorizar el cava porque “un vino espumoso de dos euros no seduce a nadie". Posiblemente tendrán mucho que decir los productores italianos de Lambrusco, el vino espumoso más vendido en todo el mundo, cuyas botellas no suelen superar los dos euros, pero Jordà se refería al cava catalán y a su sospecha de que podría relacionarse con un producto barato: "No puede ser que se nos relacione con el cava low cost", declaró hace dos días.
Preguntada por si empresas como Freixenet, Codorniú o Jaume Serra han desvalorizado el precio del cava, afirmó que éstas juegan un papel clave por su notoriedad, y que "cuando pasan a ser dirigidas por otros, hay cosas que cambian". Jordà dijo también que la decisión de estas empresas de hacer un cava low cost tampoco ayuda: "Todo el mundo quiere ganarse la vida, pero el secreto es que nos la ganemos todos, y por tanto no comparto que se paguen estos precios", ha valorado sobre el bajo precio que se fija para la uva. Y concluyó la consellera pidiendo la revalorización del cava, porque "me gustaría que el agricultor cobrara un precio digno por su uva", al tiempo que incidió en que “la Denominación de Origen Cava esté pronto encaminando su plan estratégico”.
Cava en otras manos
El año pasado el grupo alemán Henkel compró el 51% de Freixenet, y Carlyle parte de Codorniú, mientras que Jaume Serra pertenece al grupo García Carrión. ¿Pero han apostado estas firmas por los cavas baratos, como afirma Jordà? ¿Cómo de baratos? ¿Los venden a menor precio fuera de España, en países como Alemania, por ejemplo?
No es la primera vez que se alude a estas sospechas, sin o con demagogia, como Jordà. De hecho, hace casi un año y medio 17 pequeños elaboradores obviaron la Denominación de Origen para crear una marca propia y reivindicar el espumoso de calidad. Querían responder así a dos grandes del sector, Freixenet y Codorníu, que a su juicio crearon una estrategia que llevó al espumoso catalán barato a medio mundo, para que el producto no se convirtiera definitivamente en eso. La decisión de nueve prestigiosas bodegas del Penedès de crear una marca colectiva de calidad no gustó a las familias del cava y mucho menos a los grandes del sector.
Competir con el champán
Esta asociación nació con la intención de recuperar el prestigio perdido por la identificación del cava con espumosos baratos y hacer frente a la disgregación geográfica de la denominación de origen, que ahora también campa por otras comunidades autónomas. De hecho, en 2017, año en que las ventas de cava ascendieron un 3%, la producción de este espumoso fuera de Cataluña alcanzó el 16%. Eso sí, solo el 12% de las más de 250 millones de botellas vendidas en todo el mundo (32 millones) correspondían a cava de alta gama.
Los grandes productores admiten que disponen de cavas muy caros y también baratos, y justifican estos últimos afirmando que muchos productores se lanzaron a vender fuera de España productos baratos para competir con el champán.
Acusaciones
Freixenet, Codorniú y Jaume Serra no quieren entrar en acusaciones de reventar el sector. La política de Jaume Serra (García Carrión) no les permite revelar precios en otros mercados, y tampoco quieren polemizar con la consellera. Codorniú sí le responde que su cava más barato no cuesta dos euros, sino cinco, y no se vende en Alemania, donde el menos costoso de esta firma cuesta seis euros.
En los precios oficiales de estos tres grandes del cava, el más barato de Freixenet es el Gran Carta Nevada, que cuesta 4,75 euros, mientras que los que menos cuestan de Codorniú son el Gran Cremant Brut y el Gran Cremant Semiseco, ambos a 5,10 euros. Jaume Serra sí tiene cavas más baratos, aunque los venden en su web en botellas de seis, y ninguno acaba saliendo por dos euros. El Jaume Serra Brut cuesta tres, y el Nature sale por 3,14 euros en Uvinum.es.
Productos de calidad
Las tres firmas disponen, además, de cavas con precios por las nubes, pero también muchos baratos, de los cuales no se exportan todos. Además, estos productos se pueden comprar en internet desde cualquier parte del mundo, a veces con entregas en solo 24 o 48 horas y en muchas de las situaciones sin gastos de envío. Así que, cuando menos, los precios en Alemania serán los mismos que en España por esa vía, aunque el poder adquisitivo allí sea mucho mayor que en nuestro país.
Es cierto que el cava ha bajado de precio, y también algunas uvas, por diferentes circunstancias que ha provocado una guerra en el sector, pero poco tiene que ver con lo que afirma Jordà, que parece haber oído campanadas, pero no sabe de dónde provienen. Sí es verdad que ahora existen más cavas baratos que hace unos años, y los precios de las uvas, que no son todas iguales, han sufrido reveses importantes. Existe una producción de cava a menor precio para competir en otros mercados, pero el gran cava catalán de calidad nunca se marchó, e igual que ahora podemos encontrar botellas de las grandes marcas a costes bajos, seguimos pudiendo consumir botellas que superan los 200 euros, de calidad contrastada en todo el mundo, que necesitan una uva igualmente de calidad. El mercado se ha ampliado para que convivan productos caros y baratos sin descuidar la calidad, en un sector que ha tratado de adaptarse a todos los bolsillos. Pero el cava catalán de calidad sigue siendo muy valorado en todo el mundo. En cualquier caso, si alguien quiere ver solo cavas low cost, es obvio que también puede hacerlo.
El Consejo Regulador apuesta por la sostenibilidad
El Consejo Regulador del Cava, por su parte, ha emitido este martes una nota de prensa en la que apuesta por "incorporar mejoras tecnológicas y sostenibles con el objetivo de supervisar los estándares de garantía y trazabilidad del Cava en la vendimia de 2019, que se está llevando a cabo estos días", y citan que se han impulsado varias medidas de acuerdo con el Plan Estratégico de la Denominación de Origen (D.O.) Cava, que incluye como uno de sus ejes principales el profundizar en el control de la regulación y la garantía del sello D.O. Cava.
El Consejo Regulador anuncia que va a proceder a "verificar el cumplimiento de las Normas de Campaña, establecidas de forma anual por el Consejo, para la defensa y mejora de la calidad de la Denominación de Origen Cava". Además, destaca que con este objetivo "se han ampliado de manera significativa el número de verificadores sobre el terreno", que han pasado de 18 a 70. Según el Secretario General de la D.O Cava, Alexandre Comellas, “estos verificadores se encargan de comprobar la entrada de la uva en bodega, su origen y el cumplimiento de requisitos de calidad recogidos en el pliego de condiciones de la D.O. Cava”.
Una aplicación para la uva
Además, el Consejo Regulador del Cava ha lanzado una aplicación móvil diseñada específicamente para que los verificadores de vendimia del Consejo Regulador puedan transmitir en tiempo real los correspondientes datos de entrada de uva en las bodegas. La puesta en marcha de esta aplicación va a permitir, según el Consejo, que "ante una situación anómala, los inspectores del Consejo Regulador puedan actuar de manera diligente para garantizar el origen y la trazabilidad de las uvas destinadas al cava".
La D.O. Cava ha puesto a disposición de los verificadores igualmente cinco vehículos 100% eléctricos para cubrir la mayoría de sus desplazamientos. Alexandre Comellas ha manifestado que la medida “supone cubrir aproximadamente el 60% de los trayectos realizados por los verificadores durante la vendimia y el ahorro del 50% de los costes de desplazamiento para el Consejo Regulador”. La vendimia de este año se estima que sea de similar calidad a la del año anterior, aunque es demasiado temprano para tener una cifra cerrada, según el Director Técnico del Consejo Regulador del Cava, Luis Marco: “De momento el estado sanitario de las uvas es óptimo, con graduaciones moderadas y buenos niveles de acidez, lo que augura calidades excelentes de los cavas a obtener”.