La moto eléctrica supera, año a año, el número de matriculaciones tanto a nivel estatal como en Cataluña. En 2018, este tipo de vehículos creció un 71,8% a nivel nacional --al pasar de 4.266 matriculaciones en 2017 a 7.328 unidades-- y en el caso de la comunidad catalana, el porcentaje es incluso mayor: de las 1.348 motos eléctricas matriculadas hace dos años se evolucionó a 2.606 en el ejercicio pasado. O lo que es lo mismo, este tipo de vehículos no contaminantes aumentaron en un 93,3% interanual.
Estas elevadas tasas de crecimiento --según los datos de la Asociación Nacional de Empresas del Sector de Dos Ruedas (Anesdor)-- cuentan, sin embargo, con aspectos menos positivos. Por una parte, el peso en el total de matriculaciones de vehículos de dos ruedas sigue siendo baja (en 2018 fue del 4,2% a nivel nacional y del 5,7% en Cataluña). Por otra, el número de ventas a usuarios particulares sigue siendo muy reducido.
El 'motosharing' lidera el crecimiento
Las diferentes fuentes del sector apuntan que el "espectacular" crecimiento se debe tanto al bajo número inicial de partida como a la aparición y crecimiento de empresas de alquiler de ciclomotores por minutos. "Lo que impulsa el mercado de la moto eléctrica son las empresas de motosharing. La gran mayoría de las matriculaciones son para cubrir las necesidades de empresas de alquiler", detallan desde Anesdor. En 2018, cerca del 75% de las motos eléctricas nuevas fueron a parar a negocios de movilidad compartida, y esta tendencia parece repetirse en 2019. De los 2.130 vehículos de dos ruedas eléctricos que se han matriculado en Cataluña en lo que va de año, el 81,2% pertenecen a este canal.
Desde la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso de la Movilidad Eléctrica (Aedive), aseguran que estas iniciativas empresariales "están contribuyendo a popularizar los vehículos de dos ruedas eléctricos", aunque inciden que este fenómeno se da, principalmente, en las grandes ciudades españolas como Madrid y Barcelona. También desde Silence, empresa de Barcelona dedicada a la creación y comercialización de scooters impulsadas por electricidad, especifican que el principal mercado objetivo era el del sharing... hasta ahora. Antonio Martínez, directivo de la compañía, asegura que "hay mucho interés" por estos vehículos y que, tras el auge del alquiler, les toca a los usuarios "dar el paso al eléctrico".
Cambio de mentalidad
Tanto Martínez como la asociación nacional destacan que se está llevando a cabo un "cambio de mentalidad" en la sociedad en relación a la movilidad, pero éste se ve lastrado --en la compra de los usuarios-- por el factor económico. "El precio es un factor fundamental a la hora de comprar un ciclomotor", explica un representante de Andesor. "La moto eléctrica es más cara que la de combustión y, además, tampoco hay demasiada oferta", dice. A este respecto, Martínez reconoce que el desembolso inicial para hacerse con un vehículo eléctrico de dos ruedas es mayor que para los de gasolina, pero que ello se recupera a medio plazo.
"Las empresas de alquiler de motos llegan a los vehículos eléctricos porque se dan cuenta que, a largo plazo, son más baratos", explica el director de comunicación de Silence. "Por una parte, el coste de recarga de la batería es mucho más bajo que el de llenar el tanque de carburante y, además, el mantenimiento también es mucho más barato. Para motos destinadas a tener un uso intenso esto es esencial", detalla. Estas dos mismas razones son las que, en su opinión, harán virar al usuario hacia la compra de motocicletas eléctricas, aunque hace falta "pedagogía" para ello. "Hay que hacerle entender al usuario que, a partir del tercer año, el precio de la compra está amortizado", proclama.
Una moto de batería extraíble
La apuesta por la venta a particulares de Silence comienza con la creación de un modelo de moto eléctrica especial. Se trata de la Silence S01, una scooter cuya batería puede desmontarse y ser cargada desde "cualquier enchufe: en tu casa, en un bar o donde sea". Esta característica se ha implementado para evitar la dependencia de los puntos de carga eléctrica. "Su funcionamiento es igual al de cualquier aparato con batería", explica Martínez. "Funciona como un móvil: la desmontas, te la llevas y la cargas", añade.
El modelo comenzó a producirse el pasado julio y prevén que las primeras S01 estén en circulación en septiembre. A pesar de que el precio es superior a una scooter de características similares propulsada por combustible (cuestan 6.000 euros) en junio ya contaban con medio millar de prerreservas.