A 0,30 céntimos de euro. Este es el precio al que las grandes empresas que elaboran cava pagarán a los viticultores del Penedès cada kilo de uva. Una cifra que supone un descenso del 28% en comparación con el de la pasada campaña. Ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo para renegociar la cantidad, la Associació de Viticultors de este territorio, Unió de Pagesos y Joves Agricultors i Ramaders de Catalunya (JARC) han convocado un paro el 5 de septiembre.
Aunque son conscientes de que la protesta no servirá para renegociar las tarifas para esta campaña, esperan que se produzca un incremento de cara al próximo año. “Parar la vendimia un día no cambiará la situación del sector, pero queremos invertir la correlación de fuerzas entre empresas y agricultores para que reconsideren el precio tan ruinoso que nos pagan”, explica Isabel Vidal, responsable sectorial de viña de JARC.
Precio de uva por debajo de los costes de producción
Desde Unió de Pagesos, Rafel Ramón alerta que continuar con unas tarifas por debajo de los costes de producción --señala que producir un kilo de uva les sale por 0,40 céntimos, y se lo pagan 0,30 o, con suerte, a 0,35-- amenaza la viabilidad del sector. “Si seguimos así puede que las empresas salgan adelante, pero nosotros tendremos que abandonar nuestra actividad”, lamenta.
“Se trata de un problema estructural y no coyuntural, del que el sector lleva tiempo alertando”, admite Salvador Puig, director del Institut Català de la Vinya i el Vi (INCAVI). “La historia viene de lejos. Hemos querido conquistar el mercado y poner el nombre cava en el mundo a base de volumen y precios bajos”, apunta Vidal. ¿El camino? “Promocionar el producto en términos de calidad”, responde Ramón.
Menor producción y promover la excelencia del producto
Desde INCAVI abogan por encarrilar la crisis del cava trabajando en dos sentidos. Por un lado, regular la producción para “buscar un mejor equilibrio entre la oferta y la demanda” y evitar así el exceso de uva y vino base que elaboran las cooperativas. Y, por otro, promover la excelencia del espumoso del territorio. “Se debe apostar por la calidad y aportar valor a toda la cadena de producción”, subraya Puig, quien recuerda que la concentración del sector en “pocas manos” --Codorniu en las de Carlyle y Freixenet en las de Henkell-- puede proyectar en el consumidor la imagen de un vino barato. “El reto del sector es la diferenciación; con un producto más complejo como apuesta de futuro”, señala.
Por su parte, desde el Consejo Regulador del Cava (CRC) manifiestan que entre sus competencias no se encuentra abordar los precios de la uva. Eso sí, ante la caída de éstos recuerdan que va en detrimento del objetivo de la Denominación de Origen (DO), que es la mejora de la calidad y velar por el valor del producto. Por tanto, esta devaluación perjudica el desarrollo de su plan estratégico que “persigue visualizar un segmento de mayor calidad, con espacio para diferentes enfoques de mercado y consumidores como apuesta de futuro”, detalla el director de INCAVI.
Aumento de la superficie de vinificación
Una de las causas de la gran cantidad de uva para cava esta campaña, según explican desde el Departamento de Agricultura, se debe al aumento de superficie de vinificación que aprobó el Ministerio en contra del criterio de los propios agricultores y el Consejo Regulador. “El exceso de producción se debe a estas ampliaciones”, señala Puig.
Los viticultores reclamarán este jueves, durante su paro, no solo la mejora del precio al que los productores compran la uva, sino también el desarrollo de una regulación que impida que el exceso de racimos lastren las tarifas de venta. “Aunque las hectáreas de cultivo no se podrán reducir, sí se pueden controlar los rendimientos por hectárea”, explica Vidal. Un método que aplican todas las DO para ajustar la oferta y la demanda.