La consejería de Trabajo, Asuntos Sociales y Familia, encabezada por Chakir El Homrani (ERC), se ha ofrecido este sábado como mediador entre la plantilla y la dirección del Metro de Barcelona para abordar el conflicto laboral que se ha generado por la presencia de amianto en el suburbano.

El responsable del departamento ha reconocido en una entrevista con la agencia EFE que la “mutua desconfianza de las partes” ha llevado al enroque de la negociación actual. Además, recuerda que esto no es una novedad. Es una cuestión que viene “de hace muchos años”. Llevó a la convocatoria de paros puntuales indefinidos de los trabajadores contra la dirección de la empresa pública, que depende del equipo de Gobierno de Ada Colau al ser una infraestructura municipal, por la incapacidad de renovar el convenio colectivo.

Mediación que no es obligatoria

Chakir el Homrani, consejero de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias

Chakir el Homrani, consejero de Trabajo / CG

La intervención de un árbitro fue capital en ese momento, aunque el consejero ha recordado que la “mediación no la podemos obligar”. Por todo ello solicita “generosidad” a los sindicalistas y a la dirección de Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB) para hallar una solución a la crisis abierta por la gestión de la presencia de amianto en las instalaciones.

Está demostrado que este material es perjudicial para la salud y según CCOO, casi 300 trabajadores del Metro de Barcelona están afectados por la exposición a las fibras durante toda su vida profesional. Los sindicatos del suburbano mantienen que ha propiciado el desarrollo de enfermedades a algunos trabajadores --el amianto está relacionado con algunos tipos de cáncer-- y que incluso se ha cobrado una víctima.

Enroque de la negociación

Acusan a la dirección de TMB de ocultarles información sobre el alcance real del amianto por las consecuencias, principalmente económicas, que tendría. La compañía niega de frente estas informaciones y asegura que los sindicatos ofrecen cifras falsas e información que genera “intranquilidad y alarma” entre la plantilla y los usuarios del Metro de Barcelona.

Nadie se mueve ni un milímetro de estas posiciones y los trabajadores convocan jornadas de huelga para denunciar la situación. La última fue el pasado lunes 29 de abril. Proseguirán con las protestas para forzar a la dirección nombrada por Colau a compartir los datos que aseguran que tiene en su poder sobre la presencia de amianto en las instalaciones.

Elecciones municipales

Ante este escenario, el consejero de Trabajo recuerda que la Generalitat es una “casa abierta” y que “en cualquier momento podemos ayudar a poner aceite, a engrasar la maquinaria y a buscar acuerdos”. Deja claro que son las “partes las que deciden en último término si quieren venir a buscar acuerdos”.

Con las elecciones municipales a la vuelta de la esquina, se considera que la mediación tiene pocas posibilidades de seguir adelante por las implicaciones políticas que tendría. Se podría interpretar como una derrota de BComú y de la alcaldesa para alcanzar acuerdos laborales.

El conflicto en el Metro de Barcelona será un elemento de la campaña electoral.